Paquetes para 60.000 comunidades

Pesa nada más que 0,25 gramos y sin embargo se necesitan aviones y barcos para que pueda llegar a todas partes. Nos referimos a la hostia. Y sólo si funciona bien la logística, las comunidades nuevoapostólicas pueden celebrar la Santa Cena.

No se necesita un gran coro, calefacción ni equipo satelital, ni siquiera un edificio de una iglesia con asientos. Nada de eso es de importancia existencial. Cuando se trata del equipamiento mínimo de una comunidad, el Apóstol Mayor Schneider menciona sólo tres cosas: siervos, Pensamientos Guías y Santa Cena. Los siervos son ordenados por los Apóstoles y reciben un encargo para una determinada comunidad. Los Pensamientos Guías son escritos por Apóstoles y publicados por el Apóstol Mayor. Y las hostias para el festejo de la Santa Cena, no, no las hacen los Apóstoles, son horneadas en fábricas de hostias y enviadas a más de 60.000 comunidades en todo el mundo. Experiencias de largos años y una logística muy sofisticada lo hacen posible.

Tres fábricas de hostias propias

En todo el mundo la Iglesia Nueva Apostólica posee fábricas de hostias en tres lugares: una en Bielefeld/Alemania, una en Ciudad del Cabo/Sudáfrica y una en Lusaka/Zambia. Además existe una pequeña manufactura en la India en la que las hostias son hechas artesanalmente con una gofrera y luego se les echan gotitas de vino tinto. En todos los lugares juntos se producen anualmente 200 millones de hostias, algo así como siete hostias por segundo, siete días en la semana, todo el día. Y siempre con la misma proporción de harina y agua, 1:1,3 –como sabe el fabricante de hostias.

La fábrica de hostias más antigua es la de Bielefeld; fue fundada en 1931. La fábrica de Ciudad del Cabo fue fundada en febrero de 2003 y la de Lusaka en marzo de 2012. El motivo de la creación de nuevas fábricas fue que por las localizaciones adicionales y los caminos más cortos la Iglesia pudiese reducir los costos de transportes. Desde Ciudad del Cabo se provee hoy a las comunidades en las áreas de Sudáfrica, África del Sudeste, África Oriental y una parte de la República Democrática del Congo (Oeste). Desde Lusaka se envían hostias a las comunidades de los países de Zambia, Malawi y Zimbabwe.

Envío con camiones, aviones y barcos

En Bielefeld se ocupan de la producción de las hostias tres empleados full time, un empleado part time y un asistente. Desde aquí se envían hostias a más de 60 países y muchas miles de comunidades. Las comunidades más alejadas están a 16.000 kilómetros de distancia en Samoa Americana y las islas Fiyi en el Pacífico Sur.

Después de hornearlas, las hostias se empaquetan en pequeñas cajas y se preparan para su envío. Además de la producción, la logística que le sigue es otra tarea esencial de los empleados. Hasta diez veces por mes se cargan los palets en vehículos de expedición. Son especialmente los envíos de gran volumen, por ejemplo a las comunidades del Congo. Se los remite por vía aérea a África Central y desde allí a unas 80 áreas de Apóstol.

Las hostias también de retorno

Además, en Bielefeld los productores preparan tres docenas de envíos en el clásico servicio de paquetes. Algunos países reciben sus envíos todos los meses, otros cada dos o tres meses. „Según las necesidades“, menciona el director de la fábrica de hostias, el Evangelista de Distrito Michael Block. Un solo envío se hace por vía marítima. Las comunidades de Sierra Leona/África Occidental reciben las hostias por barco, que en este caso es la vía más rápida. 110 millones de hostias salen de esta manera del predio de la fábrica de Alemania. De ellas, 34.500 hostias son producidas sin gluten, lo que lleva mucho trabajo manual, y se envían ante todo a comunidades de Europa, Canadá y EE.UU.

“De tanto en tanto viene algún paquete a la fábrica de retorno”, dice el Evangelista de Distrito Block. Por qué sucede, no se sabe. Pero hasta ahora nadie rechazó la recepción de las hostias. Ni en el envío de los paquetes ni en el Servicio Divino, cuando la comunidad celebra la Santa Cena y participa de la comunión con Jesucristo. “Tomad, comed. Haced esto en memoria de mí”, dijo Jesús.

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