El secreto del éxito: apropiarse, vestirse, aplicarlo

Ser rico, verse bien y tener buena visibilidad. El programa del éxito para una carrera celestial revela un bien conocido consejo: comprar lo correcto. Indicaciones impagables de un Servicio Divino del Apóstol Mayor.

"Jesús no obliga nada a nadie. Él nos deja la libertad de elegir nosotros mismos". Con estas palabras se acercó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 19 de febrero de 2017 en Sédhiou (Senegal) al texto bíblico de Apocalipsis 3:18: "Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas".

El oro

"Cuando Jesús aconseja comprar de Él oro, ¿qué quiere decir con esto?". Muy claro, "es la verdad del Evangelio: Jesús ama a los seres humanos. Él murió por ellos".

Comprar oro, dice el consejo. "En otras palabras, hay que apropiárselo". Y esto significa que "esta verdad es válida para mí. Jesús me ama personalmente. Él murió por mí". Pero, "si quiero comprar algo, debo dar algo a cambio", explicó el Apóstol Mayor. "Debemos renunciar a nuestros conceptos y aceptar la voluntad del Señor".

El que es rico, no conoce necesidades. "Yo sé que Jesús me ama y que vendrá otra vez. Aunque tengamos que pasar por algún tiempo difícil, tenemos este oro". Y "el que tiene esta riqueza, puede compartirla con otros sin volverse más pobre". Puede decir a su prójimo: "Sabes, Jesús te ama igual que a mí".

El vestido

"¿Qué es la vestidura blanca? Es la gracia". Y es una gracia triple: la gracia del perdón de los pecados, la gracia de la elección y la gracia de la salvación. "Esto también debemos 'comprarlo', es decir, dar algo a cambio". Concretamente, "renuncia a la justicia humana y acepta la justicia divina. Reconoce tus faltas y esfuérzate para no volver a cometerlas".

"¡Adquiere para ti este vestido y póntelo!", fue el llamado del Director de la Iglesia: "Si me pongo el vestido de la gracia, todos verán que soy agradecido, que soy humilde y que me esfuerzo por vencer el mal".

El colirio

"¿Cuántas veces constatamos que estamos ciegos?", preguntó el Apóstol Mayor Schneider y mencionó tres ejemplos: uno no puede reconocerse bien a sí mismo. Uno quiere pruebas tangibles para sentir la cercanía de Dios. Y no se percibe la ayuda de Dios cuando resulta diferente a lo esperado.

"El colirio es la palabra de la prédica, que hay que comprar. Para eso hay que venir al Servicio Divino, hay que someterse al esfuerzo de oír la palabra y ante todo, hay que aplicarla".

"Este es el consejo muy simple que el Señor nos da hoy. Aceptemos este mensaje y hagamos nuestra parte", dijo el Apóstol Mayor para terminar. "Tenemos a la vista un gran tesoro: entrar en el reino de Dios".

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Andreas Rother
19.04.2017
Senegal, apóstol mayor, servicio Divino