La interpretación de ministerio se está desarrollando en negro sobre blanco

La interpretación de ministerio de la Iglesia Nueva Apostólica está adoptando formas concretas. Lo demuestra la publicación dirigida en estos días a los portadores de ministerio de todo el mundo. En ella no se esconde una revolución, pero sí una absoluta evolución.

¿Un concepto totalmente nuevo? No, sino que por primera vez una formulación y un desarrollo detallados, pues la literatura sobre la interpretación de ministerio que existía hasta la fecha era poco sistemática. Esto cambia ahora con la edición especial 3/2017 de los “Pensamientos Guías para los portadores de ministerio”. El cuadernillo de comunicaciones de 24 páginas comprende explicaciones del Apóstol Mayor y resoluciones de la asamblea de Apóstoles de Distrito (AAD).

Encargo y servicio

La tarea de los portadores de ministerio se orienta, naturalmente, en primer lugar en el encargo de la Iglesia. Antes en la Iglesia Nueva Apostólica esto se entendía así, explica el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider: sellar a personas y proteger a los creyentes del “mundo”. “Hoy lo interpretamos de otra manera”, destaca. La misión de la Iglesia es enseñar el Evangelio y dispensar los Sacramentos. Pero por sobre todo la Iglesia debe hacer experimentar a los hombres el amor de Dios.

“Practicar el amor al prójimo no requiere de un ministerio”, deja claro el Director internacional de la Iglesia. Y la AAD formula: Todo lo que se hace por fe en Jesucristo para la Iglesia, es un servicio en la Iglesia de Cristo, es decir en la congregación de los bautizados que se confiesa a Jesucristo.

Ministerio y autoridad

Sin embargo, hay servicios vinculados con un ministerio, que están relacionados con determinadas autoridades espirituales. Esto va desde la prédica del Evangelio, pasando por los actos de bendición y la administración de los Sacramentos, hasta la ordenación. Estos servicios son asignados, junto a las autoridades, a los tres niveles ministeriales, Diácono, Pastor y Apóstol, de la manera que se conoce hasta ahora.

Se reafirma la posición del Diácono: no sólo está autorizado para transmitir la palabra de Dios en la visita de asistencia espiritual o cuando es llamado a colaborar en la prédica. También puede realizar un Servicio Divino de palabras, es decir sin la Santa Cena, pero con introducción trinitaria y bendición final.

Autoridad y encargo

Como la “legitimación para obrar y hablar en el nombre del trino Dios”, la autoridad ministerial es de naturaleza puramente espiritual. Por otro lado, está el encargo ministerial, concerniente al derecho interno de la Iglesia, con el que se transfieren al portador de ministerio derechos y deberes relacionados con un círculo concreto de actividad. Pues, el ministerio “no es una posesión personal”, sino que “siempre está orientado a la comunidad”.

Cuando un portador de ministerio cambia de círculo de actividad o pasa al estado de descanso, lo que se extingue es el encargo ministerial, pero no la autoridad ministerial. El portador de ministerio puede ser confirmado en un nuevo círculo de actividad o, ya como siervo en descanso, recibir un nuevo encargo para una determinada tarea, como por ejemplo la asistencia espiritual a enfermos. En las renuncias al ministerio o las relevaciones se extinguen, en cambio, tanto el encargo como la autoridad.

Encargo y jerarquía

Naturalmente, la Iglesia también necesita las funciones de conducción y administración de las comunidades, distritos o Iglesias regionales. “Incluso cuando estas funciones son confiadas a portadores de ministerio, no están ligadas en su verdadero sentido con su autoridad ministerial”, acentúa el Apóstol Mayor.

El que toma decisiones sobre organización o finanzas, no puede invocar a que obra “en el nombre de Jesucristo y con su autoridad”. De todos modos, “¡cada responsable de dirigir, en todos los niveles de la Iglesia, debe decidir y obrar en el Espíritu de Cristo!”.

Orden ministerial y ministerio del carácter

La edición especial rechaza la idea de que un ministerio le confiera a su portador determinados rasgos de carácter o dones que antes no poseía. De ninguna manera se debería suponer que por la ordenación, automáticamente, por ejemplo una persona más bien sin talento retórico se convierta en un orador brillante o una persona con poca empatía de pronto desarrolle una alta sensibilidad.

Estas ideas datan de la doctrina del cuádruple ministerio (Apóstol, profeta, Evangelista y Pastor). Sin embargo, no se puede deducir necesariamente de la Biblia un orden ministerial vinculante, dice en las explicaciones sobre las resoluciones de la AAD. “Considerando el testimonio completo del Nuevo Testamento puede observarse que durante su vida sobre la tierra Jesucristo únicamente instituyó para la Iglesia el ministerio de Apóstol”.

La publicación actual es un primer paso. Aún quedan pendientes muchos interrogantes. En el ínterin, la asamblea de Apóstoles de Distrito ha adoptado más resoluciones que todavía deben ser profundizadas y elaboradas. Se está planificando una publicación complementaria.


Photo: Oliver Rütten

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