El amor de Dios no se puede matar

Se celebra un sepulcro. Es un sepulcro vacío. Pues este vacío encierra una doctrina: el Dios de la ira ya no está, larga vida para el Dios del amor. Y este amor da vida. Un acceso algo diferente a la fiesta de Pascua.

“Dios es amor”, hasta el límite del dolor exigen esas personitas sus cuerdas vocales. Una y otra vez conmueve y entusiasma cuando se ve con qué alegría un grupo de niños canta a todo pulmón el himno: “Dios es amor y me ama a mí...”.

Sí, y luego están esos ingeniosos genios en sus castillos de Bella Durmiente cubiertos de hiedra impenetrable: sobre el tema del “amor” no se les ocurre nada mejor que cavar hondo en el Antiguo Testamento, a fin de buscar capítulo por capítulo alguna “evidencia” para ubicar al Dios que juzga, que castiga, que siente ira. ¿¡¿Hola?!? ¿Puede ser que alguien haya pasado por alto el punto culminante de la historia mundial?

El amor de Dios tiene manos y pies

¿En qué año viven incluso los ateos más ilustrados del mundo occidental? ¿2018? ¿A qué fecha refieren los científicos la datación de la historia? ¿A la misma hora cero? Sí, exactamente, el amor de Dios tiene un nombre. Su amor ha tomado forma. Tiene manos y pies.

El amor de Dios ha adoptado la figura de ese hombre, cuyas manos y pies estaban clavados en un madero: Jeschua, Iesous, Jesús, sea como fuere que esté escrito. “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13). “Pues lo repito: Dios es amor”.

La vida vence a la muerte

La vida conquista la zona de la muerte: hace tiempo que las plantas y los animales se asentaron alrededor de la planta de energía nuclear dañada de Chernobyl. Más rápido y más intensamente de lo que los expertos hubieran esperado después del desastre nuclear. La vida vence a la muerte, ¿es realmente tan increíble?

¿Increíble o que vale la pena creer? Quien mide la fe de la resurrección en el conocimiento, no entendió el asunto. El Nuevo Testamento no pasa mucho tiempo buscando hechos. Los Evangelios no proporcionan informes o certificados de autopsia. Incluso los testimonios de los testigos se vuelven confusos. Ante todo se trata aquí de la interpretación. ¿Qué significa la muerte y resurrección de Jesús? ¿Aquí como allá? ¿Entonces como hoy? Pascua 2018: ¿para ti?

El amor de Dios sigue viviendo

El que no cree en la vida hace de la muerte su Dios: la muerte entonces es todopoderosa, porque nada y nadie puede escapar de ella. La muerte entonces es arbitraria, porque golpea cuándo y cómo quiere. La muerte entonces es absolutamente oscura, porque apaga toda luz, es el fin, todo termina, para siempre. Sí, claro, existe, ese Dios de la ira. Fuera de Jesucristo, realmente existe.

Pero en Jesucristo se vuelve claro, y ese es el mensaje de Pascua: el amor de Dios no se puede matar. Incluso si no se confía en la resurrección: este Jesús sigue viviendo, desde hace 2000 años. En el corazón de esos miles de millones de personas que intentaron e intentan vivir conforme al ejemplo de su amor. El amor de Dios vive.

Y el que es lo suficientemente valiente, no sólo para saber sino incluso para creer, encuentra más. Encuentra no sólo al Maestro Jesús, sino también al Redentor Cristo. Y escucha un mensaje aún más grande: el amor de Dios no se puede matar. Seas quien seas, hagas lo que hagas, Dios no deja de amarte. Y si quieres, puedes vivir para siempre en este amor...


Foto: Romolo Tavani / fotolia

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Andreas Rother
31.03.2018
Pascua