Viejos maestros y cantos nuevos – un concierto de Pentecostés impresionante

“¡Increíble! ¡Destacado! ¡Qué voces maravillosas! ¡Qué buen programa!”. Son las reacciones unánimes al programa musical. Los conciertos de Pentecostés son legendarios. Lo especial en este año: se presentó en Wiesbaden un coro de niños de Ciudad del Cabo.

Complejo Kurhaus de Wiesbaden – un lugar digno para un concierto festivo en un marco histórico. El imponente edificio ofrece doce fabulosas salas y salones. La entrada impresiona con su cúpula de 21 metros de altura y las comodidades técnicas disponen del estado más moderno. Un entorno óptimo para los artistas y el público del concierto de Pentecostés de este año. En el programa hay viejos maestros y cantos nuevos. En seguida al principio batería, timbal, piano. Más de 100 niños del coro de niños Hesse Sud llegan al escenario en remeras anaranjadas. Resuena el “African Allelulia” de Jay Althouse. El artista nacido en 1951 es americano y vive en Carolina del Sur. Ya ahora su obra comprende 600 títulos.

Pentecostés significa compromiso y alegría

Luego el Presidente internacional de la Iglesia, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider, se dirige al público. Habla de compromiso e involucrarse, pero también de alegría y la asistencia de Dios. Estos son precisamente los temas que cumplen un papel importante en Pentecostés: el compromiso por el Evangelio es acompañado por la alegría del Espíritu Santo. Poderse desconectar y dejarse preparar para el Servicio Divino de Pentecostés. Esto se lo desea el Apóstol Mayor para él mismo y para los invitados al concierto.

De Felix Mendelssohn-Bartholdy es el grandioso oratorio “Paulus”. El joven compositor comenzó esta obra en 1832. Fue estrenada en 1836 para la 18ª fiesta de música de Baja Renania en Düsseldorf, Alemania, justamente un domingo de Pentecostés. Una obra muy variada que muestra toda la amplitud del carácter de Pablo. La obertura y dos corales de la misma fueron presentados por la orquesta filarmónica de cámara de Hesse Sud bajo la dirección de Burkhard A. Schmitt.

Se escuchan más obras del barroco y del romanticismo, hermosas conducciones vocales con acordes exigentes: el coro es muy eficiente y domina cada desafío con un sonido impactante. Como con Peter Cornelius y su “Te quiero amar, mi corona”.

Somos hijos de la luz

Con remeras azules se presentan en el escenario doce niñas: bajo la dirección de Anthea Rohde se presenta el coro de niños de Ciudad del Cabo en la mitad del concierto. Ya resulta impactante, con qué elegancia y disciplina emprenden su obra las doce jóvenes artistas. “Ven, Espíritu, ven” dice su simple pero emotivo canto. Y el coro y la orquesta responden con “Somos hijos de la luz y del día” de Mark Hayes, un canto que se adapta maravillosamente al marco musical.

El Apóstol Mayor Schneider, que va nuevamente al escenario para pronunciar algunas palabras finales, elogia a todos los artistas y músicos. “Muy personalmente, estoy muy impresionado. Esta ha sido una muy buena introducción para mañana domingo”, dice la máxima autoridad de la Iglesia. Y demuestra su agradecimiento con un largo aplauso en dirección a los intérpretes.

Y después todavía le pide unas palabras a su antecesor en el ministerio, el Apóstol Mayor en descanso Wilhelm Leber. Como siervo en descanso él está orientado a recibir, dice. Le gustó especialmente la gran variedad del programa: “Una variedad de estilos, pero todo orientado al Espíritu Santo”, expresa su opinión con una frase. “Así queremos vivir la fiesta de Pentecostés: en la unidad del Espíritu Santo”.

Con un tema adicional interpretado por todos los músicos participantes, finaliza el impresionante concierto la noche previa al domingo de Pentecostés 2016.

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