En el camino de regreso a casa

Jesús se fue a preparar un lugar. Sorpresa número uno: ese lugar ya hace mucho que está preparado. Sorpresa número dos: el hombre ya estuvo una vez allí. Sólo que se pregunta: ¿Cómo se va de regreso a casa?

Más de 114.000 participantes vivieron el Servicio Divino con el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 15 de octubre de 2017 en la comunidad Claremont en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), en su mayoría por transmisión audiovisual. El texto bíblico decía: "Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino" (Juan 14:3-4).

Mirar más allá, ver todo el cuadro

Cuando Jesús pronunció estas palabras, estaba junto a los discípulos y les explicó lo que tenía por delante: traición, sufrimiento, necesidad. Los discípulos estaban fuera de sí, pero Jesús los hizo mirar más allá: se iría junto a su Padre. Ese es el motivo. "Quería que conociesen el final de la historia", explicó el Apóstol Mayor.

"Esto también es válido para nosotros". Pues "sabemos que debemos pasar por sufrimientos, sabemos que debemos llevar cargas pesadas". Pero Dios no lleva a la tribulación ni a la necesidad, sino que hace pasar por la tribulación y por la necesidad para llevarnos a su reino. "Tengamos esa visión más amplia, miremos más allá a través del Espíritu Santo".

Donde el hombre siempre debería haber estado

Jesús se fue a preparar un lugar. ¿Qué lugar es ese? "Es el lugar donde el hombre siempre debería haber estado". Pues Dios creó al hombre para tener comunión con Él. Pero por la caída en el pecado perdió el lugar a su lado.

Jesús vino para preparar de nuevo ese lugar: "Por su muerte en la cruz y su resurrección le dio al hombre la posibilidad de entrar en el reino de Dios", resalta el dirigente de la Iglesia. "Ese lugar ya hace mucho que está preparado. Cada uno de nosotros tiene ese lugar en el cielo. Está listo. El lugar está preparado y nos está aguardando".

No sólo quedarse, sino recorrerlo

El camino hacia allí es claro: "Yo soy el camino", dice Jesús. "Recorramos ese camino", dijo el Apóstol Mayor, el camino que trazó Jesús:

  • El camino de la fe: "Yo soy también del tipo de que quiero entender, necesito pruebas. Pero cuando se trata de Jesucristo y su Obra tengo que aceptar que no lo puedo comprender con la razón. Avancemos en el camino de la fe".
  • El camino de los Sacramentos: El que quiere entrar en el reino de Dios, debe haber nacido de agua y Espíritu. Y el que quiere resucitar, debe participar del cuerpo y la sangre de Jesús. "Ninguna Iglesia lo estableció. Sólo Jesús mismo lo hizo".
  • El camino de la obediencia: "El que quiere seguir a Jesús, debe guardar sus mandamientos. Incluso cuando esto sea difícil, quedemos en este camino. Es el único, el camino a Jesús".
  • El camino de negarse a sí mismo: "Jesús quiere más que sólo personas obedientes. Él quisiera que seamos semejantes a Él, que sus pensamientos sean nuestros pensamientos. ¿Todavía estamos en el camino de la transfiguración?".
  • El camino de la unidad: "Debemos aprender a ser uno en Cristo porque Él no vendrá a buscar a individuos solos. Él quiere buscar a un pueblo que es uno".

"No alcanza con quedar en este camino. También tenemos que avanzar", dijo el Apóstol Mayor Schneider para finalizar: "Jesús vendrá otra vez. Él viene a nuestro encuentro porque sabe que no lo podemos lograr solos. Y cuando oro: '¡Ven por favor, Señor Jesús!', puedo escuchar en mi alma cómo Él responde: 'Sí, yo vengo, pero ven tú también. No te quedes detenido, sigue recorriendo este camino'".

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