Totalmente entregado a sus pares

El hombre con el casco rojo suelta el martillo. En realidad, tendría que haber sido una herramienta de un mecánico de precisión. Hubiese pegado más con su forma de ser: el Apóstol de Distrito Koberstein pasa a descanso.

La escena se desarrolla en junio de 2017 en Fráncfort (Alemania). Con el uniforme de obrero de la construcción, Bernd Koberstein acaba de martillar en el yunque una polca, como solista, acompaňado por la gran orquesta de la juventud de la Iglesia regional Hesse/Renania˗Palatinado/Sarre. Es para él la última jornada de juventud como Apóstol de Distrito en ejercicio. Su lema es: „Yo construyo contigo“.

OBI se llama una gran cadena de supermercados en Alemania. „O-BI“ llamaban a su „Obispo orquesta“, que pasaba los tradicionales fines de semana de ensayos previos a las jornadas de juventud junto con los jóvenes músicos. Luego los escuchaba toda la noche, discutía con ellos, hablaba sobre Dios y el mundo, incluyendo también a la Iglesia. Es el mejor ejemplo de lo que destaca a un portador de ministerio: Bernd Koberstein está totalmente entregado a sus pares.

Del antedespacho al sillón de jefe

Bernd Koberstein nació nuevoapostólico de cuarta generación y creció en Hesse del Norte. En su comunidad natal tocaba el órgano, cantaba en el coro y finalmente lo dirigía. Al ser instituido como Subdiácono en 1972 comenzó su camino como siervo en la Iglesia y 30 aňos más tarde llego al ministerio de Obispo.

Entretanto termino en 1975 su formación como licenciado en finanzas. Su profesión lo llevo al sur de Hesse, a diferentes puestos relacionados con las finanzas y finalmente a la universidad de administración de la Hacienda.

Ambos caminos se encontraron cuando el Apóstol de Distrito Hagen Wend necesitaba en 2003 un nuevo secretario. Bernd Koberstein pasó a trabajar con dedicación completa al servicio de la Iglesia. Y tres aňos más tarde fue ordenado como Apóstol. Pero del antedespacho hasta el sillón del Apóstol de Distrito no hubo un camino digno de un rey.

Conquisto el corazón de sus hermanos en la fe

Su talento organizativo, su forma de ser que trata de reconciliar y sus predicas positivamente emotivas y centradas en Cristo: por todo esto Bernd Koberstein convencía – también a los hermanos y hermanas de su Iglesia regional. Y no sólo al comienzo de su periodo ministerial como Apóstol de Distrito, sino también cerca del final, cuando se hizo cargo como sucesor del Apóstol Mayor de su país natal: conquistó con ímpetu el corazón de los franceses.

A veces su tarea no fue sencilla: cerrar comunidades, amalgamar distritos. Había que rendir tributo a los desarrollos que se producían. Pero su período ministerial no sólo significó reducirse, sino también construir. No sólo estuvo muy estrechamente vinculado con los trabajos concernientes al Catecismo, sino que de él proviene la divisa: „No queremos hablar sobre otros, sino referirnos a nosotros“. Además, dio importantes impulsos a la cooperación con otras Iglesias cristianas. También aquí recorrió el camino de los contactos y los encuentros personales.

Dirigente de la Iglesia, asistente espiritual, amigo

A veces las grandes fortalezas también pueden significar pequeňas debilidades: por ejemplo, cuando la cantidad de amigos de la juventud de repente se multiplica y muchos le piden al Apóstol de Distrito si él personalmente puede dispensar la bendición para el aniversario de bodas. Entonces resulta difícil decir que „no“. O cuando la tolerancia la benevolencia parecen inextinguibles, cuando otros hace mucho que han perdido la paciencia. Pero cuando él notaba que alguien se había excedido de los límites, se podía sentir la conducción de Bernd Koberstein: su mano firme pero nunca su mano dura.

El faltará. Les faltará a los hermanos y hermanas en la fe, que devolvían el amor que él les prodigaba. Les faltará a las muchas personas que lo conocieron personalmente. Y les faltará a sus compaňeros en el camino que en sus conversaciones en algún momento siempre llegaban a un común denominador: „Él se volvió mi amigo“. Y más precisamente: „Un amigo que no solo reía con nosotros, sino que también podía llorar con nosotros“.

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