En foco 16: La alegría hace fuerte

En la serie "En foco", todos los Apóstoles de Distrito se exteriorizan sobre el lema del año 2015: "Alegría en Cristo". En esta oportunidad le toca al Apóstol de Distrito Michael Ehrich (Alemania del Sur).

La "alegría en el Señor" es, según Nehemías 8:10, la fuerza de los creyentes. A la inversa, esto significa refiriendo esta palabra a nosotros: Si esta alegría decrece o desaparece totalmente, uno se vuelve débil. ¿Pero a quién no le gusta ser fuerte?

La "alegría en el Señor" es una alegría que va más allá de los tantas otras cosas que nos alegran, las cuales son diferentes en una familia o grupo de amigos: lo que a uno le entusiasma porque lo alegra mucho, al otro tal vez lo deja impasible totalmente. Algunos casi nunca tienen un motivo para alegrarse. Sin embargo, la alegría en el Señor la podemos tener todos.

¿Cómo llegamos a tener la alegría en el Señor que hace fuerte?

El Evangelio, la "buena nueva" o el "alegre mensaje", es la "noticia de la alegría" porque ha nacido el Salvador, ha muerto para redención de los hombres y ha resucitado. La alegría en el Señor es la alegría porque Dios no nos deja solos, porque nos ama y se dedica a nosotros, lo cual puede experimentarse especialmente en el Servicio Divino, en la Santa Cena. Que le podamos decir todo en la oración y que podamos confiar en Él, produce alegría. Así también nos podemos alegrar porque Jesucristo vendrá otra vez.

Si tomamos conciencia de estas "fuentes de alegría" y de otras más, esto contribuye a que tengamos una disposición espiritual positiva y alegre. Y esto nos hace fuertes interiormente.

Hay un "impulso de crecimiento" cuando desatendemos lo que no es acorde a la voluntad y los mandamientos de Dios, cuando en las tentaciones somos fieles a los valores divinos, hacemos bien al projimo y le ayudamos, nos involucramos en la comunidad dándole la honra al Señor, adoptamos una postura a favor del Evangelio y confesamos al Señor en nuestro obrar... Esto hace feliz y fuerte en la fe.

¿Podemos hacer algo para conservar la alegría? Sí, cuando por ejemplo en los enojos de la vida cotidiana, en roces y malentendidos en la comunidad, en preocupaciones y bajo presión priorizamos en la forma correcta, que es cuando trascendiendo lo material -que al fin y al cabo es insignificante- miramos al Señor y al futuro junto a Él.

Estaríamos debilitando la alegría cuando por ejemplo en situaciones problemáticas en la comunidad permitiríamos que -quizás justificadamente- se establezcan pensamientos negativos o cuando dejaríamos de esforzarnos por crecer conforme a la naturaleza de Jesús al sufrir reveses y desilusiones. Pero también cuando alguna vez nuestra alegría haya sido maltratada y debilitada, hay motivos para alegrarse sabiendo con certeza que el Señor nos acepta siempre en su amor cuando nos acercamos a Él con humildad y fe.



Foto: Jessica Krämer

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Fecha:

Michael Ehrich
02.09.2015