La terapia y la fe, socias para la curación

Miedos, melancolía, cambios de humor: ¿Quién no ha experimentado algún bajón? Pero a veces la vida se sale de control. Entonces necesita más que Pastores con empatía y una comunidad llena de amor.

Las enfermedades mentales pueden sorprender a cualquiera. Afectan a toda la persona en sus pensamientos, sentimientos y acciones. Conducen a trastornos como la depresión, los ataques de pánico o los actos compulsivos. Y incluso causan problemas físicos. A menudo, la familia, los amigos y los compañeros de trabajo también sufren.

Las causas tienen que ver, por un lado, con una susceptibilidad hereditaria y, por otro, con acontecimientos en la vida de la persona afectada. Solo hay una cosa que no debe ser considerada como una causa: la falta de fe. La Iglesia Nueva Apostólica Internacional lo deja claro en sus “Lineamientos para la asistencia espiritual de hermanos en la fe con enfermedades psíquicas”.

Lo principal es que sea neutral frente a los valores

Al igual que con las enfermedades del cuerpo, la fe por sí sola no es el camino que lleva a la curación. Especialmente porque en los afectados la percepción a veces cambia de tal manera que la fe no redunda para ellos en alegría ni esperanza. Para las enfermedades psíquicas es absolutamente necesario un tratamiento brindado por terapeutas y médicos calificados.

La Iglesia Nueva Apostólica apoya sin reservas los métodos de curación científicamente reconocidos. Esto se debe a que la mayoría de las orientaciones son neutrales en cuanto a valores y respetan a las personas en su religiosidad. Sin embargo, tiene reservas sobre las terapias que incorporen comentarios ideológicos o espirituales en el núcleo de su actividad, según dicen los lineamientos.

Acompañamiento en la fe

¿Y qué pueden y deben hacer los asistentes espirituales por sus hermanos en la fe que padecen este tipo de enfermedades? Acompañar la terapia con comprensión, amabilidad y paciencia, fortalecer su ánimo y confianza en Dios y, por supuesto, orar con ellos y por ellos. “Se recomienda no intervenir en la psicoterapia”. Esta es la versión corta de las recomendaciones de la Dirección de la Iglesia. “Es bueno alentar para que siga con la terapia”.

La comunidad también puede ayudar: Los ofrecimientos de integración y amor al prójimo ofrecen seguridad y pueden contribuir a que los pacientes se estabilicen. “Ser aceptados en la comunidad les hace bien y ayuda a asumir la enfermedad”.

Los asistentes espirituales y la comunidad no deben olvidar a las familias de los enfermos, pues a menudo están expuestas a una gran carga que va de conflictos a exigencias desmedidas. Las familias afectadas requieren una dedicación llena de amor y, a veces, apoyo para arreglárselas en la vida cotidiana.

Trabajando juntas

En este marco, la psicoterapia y la asistencia espiritual se convierten en socias en el camino hacia la curación. En el mejor de los casos, el tratamiento restaura la capacidad de hacer frente a la vida cotidiana. Y la fe ofrece una perspectiva que trasciende la temporalidad.

Es más, “hoy se está de acuerdo en que la pertenencia a una congregación religiosa puede ser un factor que redunde en beneficio de la salud”, subraya el documento escrito por profesionales de la medicina. Y a la inversa, una terapia también puede mejorar la experiencia de la fe.


La información detallada sobre los “Lineamientos para la asistencia espiritual de hermanos en la fe con enfermedades psíquicas” puede obtenerse de los Apóstoles a cargo de la respectiva área local.

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Andreas Rother
03.09.2020
vida en la comunidad