Con Cristo en amplitudes infinitas

La bendición, la gracia y la gloria de Dios son tan grandes que un ser humano casi no puede comprenderlas. Para todo aquel que quiera recibir a Jesucristo, el lema es: “Ensancha tu corazón, ensancha tu mente y tu actitud”.

El pasaje bíblico para el Servicio Divino del 28 de noviembre de 2021 en Dinwiddie (Sudáfrica) trató sobre ensanchar, ampliar: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla” (Salmos 24:7-8).

Aquí, según algunos estudiosos de la Biblia, se alude a la entrada del arca de Dios en Jerusalén. El salmista dice en forma poética que la gloria de Dios es tan grande que hay que ensanchar las puertas de la ciudad para que pueda pasar.

Para los cristianos, esta palabra bíblica anuncia la llegada de Jesucristo como Salvador. “Así que esta palabra también se aplica a nosotros”, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. “Jesús quiere entrar en nuestro corazón. Tenemos que ensanchar nuestro corazón y nuestra mente si queremos la plena redención y la plena bendición”.

Redimir en lugar de resolver los problemas

Los problemas que esto puede causar ya quedaron demostrados mientras Jesús vivía en la tierra: “Los judíos tenían sus propias ideas sobre lo que debía hacer el Mesías”, debía derrotar a los romanos y restaurar el reino de Israel. Pero Jesús tenía planes muy diferentes: “Les dijo: He venido a traerles la vida eterna. Y se decepcionaron”.

“Muchas personas tienen una concepción estrecha del obrar de Jesús. Creen en Jesús y esperan que resuelva todos sus problemas en la tierra”. Por supuesto, hay que confiarle todas las preocupaciones y necesidades. Pero: “Ensancha tu horizonte al pensar en Jesús. Él ha venido a traer la salvación definitiva”.

Gratitud en lugar de cálculo

Los judíos fieles creían que si obedecían los mandamientos y hacían buenas acciones, se ganaban la bendición divina. “Jesús vino y dijo: No, no funciona así”. Sino más bien, que el pueblo elegido por Dios había experimentado muchos beneficios. “Sed, pues, obedientes por gratitud y no por interés”.

“También nosotros debemos ensanchar nuestra perspectiva”, dijo el Apóstol Mayor. “Dios ha hecho obras maravillosas en nosotros. Por lo tanto, todo lo que hacemos debe ser por gratitud a Jesucristo y no por interés propio”.

Para todos en lugar de individualmente

Cuando Jesús le dijo al joven rico que lo diera todo a los pobres y lo siguiera, el Señor dejó claro que nadie es recompensado, todos necesitan la gracia. Y la comunión con Cristo es más preciosa que cualquier bien terrenal. Así también hoy, “ensancha tu corazón a la gloria de Dios. El que tiene a Jesús lo tiene todo”.

Jesús también se refirió a una comprensión demasiado estrecha del prójimo: “No améis solo a los que os aman. Amad a vuestros enemigos. Amad a todos los que son muy diferentes a vosotros mismos”, resumió el dirigente de la Iglesia. “Ensanchemos nuestro corazón. Aprendamos a amar como ama Jesús, ¡a todos los seres humanos!”.

Siempre que experimentas tiempos difíciles, “abre tus ojos, ensancha tu corazón. No se trata solo de ti”. Porque Jesús dice: “No olvides que tienes una misión. Quiero que en tu situación seas una bendición para todos los que se encuentran en tu misma situación”.

Más grande que todo lo imaginable

Y, por último, es importante ensanchar la comprensión de la comunidad nupcial de Cristo. Nadie sabe quién pertenecerá a ella. Es cierto que el renacimiento de agua y Espíritu, así como la preparación a través del apostolado, son requisitos previos. Pero Jesús dio muestras de un criterio especial durante su tiempo de vida: por ejemplo, en el caso de la ofrenda de la viuda, del malhechor en la cruz y de los desconocidos que hacían milagros en su nombre.

Además, “pensad en los cristianos de la Iglesia primitiva. Pensad en los cristianos en tiempos de los Apóstoles ingleses. Pensad en todos aquellos que fueron bautizados y sellados en el mundo del más allá. También en esto, a veces tenemos una idea estrecha de la novia de Cristo”.

Sin embargo, concluyó el Apóstol Mayor, una cosa es cierta: “Jesús está trabajando en nuestra redención. Él vendrá pronto y entonces los creyentes verán la gloria de Dios y eso será definitivamente más grande que cualquier cosa que podamos imaginar”.

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