Celebrar la Santa Cena con verdadera santidad

Sin acusaciones ni reclamos... , olvidar las viejas rencillas y experimentar juntos la presencia de Jesucristo en la Santa Cena. El Apóstol Mayor Schneider nos recuerda las posibilidades que se presentan y nos convoca a un proyecto especial de la comunidad.

Experimentar comunión es posible en la Iglesia. Cantar, orar, incluso celebrar, comer, compartir los amigos y las preocupaciones. Los hermanos en la fe también están aquí para ellos. Pero en la unión de la comunidad también se genera otra tarea esencial que consiste en ser testigo de Jesucristo.

Jesucristo en el centro de la comunidad

El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider explica: “Cada cristiano ha sido exhortado a ser un testigo verdadero y fiel de Jesucristo. Cada comunidad por sí misma está convocada a ser un testigo de Jesucristo. Es algo que me resulta particularmente importante”. Esto se concreta mucho en la celebración de la Santa Cena, en la que Jesucristo se encuentra en medio de su comunidad. “Está presente en la carne y la sangre de la oblea consagrada. Podemos dar muchas explicaciones a las personas sobre lo que ocurre, cuando podemos tener la comunión eterna con Dios. Nuestro vocabulario es insuficiente para describirlo. Pero cuando la comunidad celebra la Santa Cena, tenemos una comunión muy ferviente con Dios. En este momento, por supuesto, de una manera imperfecta, porque todavía vivimos en la realidad, en la realidad humana. Pero, por cierto, lo que siempre digo, una primera impresión de la comunión que tendremos juntos y con Dios en su reino”.

No siempre al mismo nivel

El Apóstol Mayor afirma ser consciente de que no siempre y en cualquier momento todos pueden vivir esta celebración con la misma intensidad. “Justamente porque nosotros, los hombres, somos imperfectos debido a las condiciones y el marco humano en el que vivimos, no toda celebración de la Santa Cena está al mismo nivel. Yo también lo veo de un modo bastante objetivo. Pero me gustaría que de vez en cuando se proponga de cualquier manera algo así como: El próximo domingo queremos volver a celebrar realmente la Santa Cena y así experimentar verdaderamente que el Señor está aquí entre nosotros”.

No es puro sueño

Según el presidente de la Iglesia esto también tendrá repercusiones visibles. “Si la comunidad realmente festejó la Santa Cena y experimentó la presencia de Jesucristo, entonces, esta comunidad es un anticipo de la gloria. Ya nada es objeto de denuncia. Se renuncia a los reproches. Se supera lo que hasta ese momento se consideraba un gran obstáculo en la comunidad. Entonces se olvida definitivamente el pasado: ¡fuera con él! Y en consecuencia estamos en condiciones de venir al prójimo, al que ya hace años no saludamos, y decirle: `Ven, hoy es un día especial, olvidemos nuestras viejas rencillas’. Por una vez, soy todo menos soñador. Pero estoy profundamente convencido en mi corazón del Sacramento de la Santa Cena. Creo en la presencia de Jesucristo, en la presencia de su muerte en la cruz. Creo que en el hostia consagrada recibimos el cuerpo y la sangre de Jesús“.

Un proyecto de comunidad

“Hermanos y hermanas, esta es mi exhortación. Háganlo de vez en cuando. También se trata de una apelación para los dirigentes, al mismo tiempo que un proyecto de comunidad que no puede venir de uno solo”, ruega la máxima autoridad de la Iglesia.

La comunidad debe, según el Apóstol Mayor, tomar otra vez mucha conciencia de que: “Ahora celebramos la Santa Cena. Nos compenetramos en lo que significa esto. Ya he dicho reiteradas veces que la verdadera traducción de la frase: `el que come mi carne’ que pronuncia Jesús es: `el que mastica mi carne’. Lutero suavizó un poco la frase, porque masticar la carne suena terrible. Pero en realidad, lo que quiso decir es: realmente os debéis ocupar de entender el significado que supone que Jesús me ama, que murió por mí. Ahora tómate cinco minutos, siéntate y ocúpate precisamente de este pensamiento. Él y yo, yo y Él – Él me ama tanto, yo todavía no había hecho nada, ni siquiera existía, Él ya había muerto por mí para demostrarme su amor. Dedicadle cinco minutos. Reflexionad al respecto”.

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