En acción como streamer: la palabra de Dios en lugar de los juegos

Dos que saben: El Pastor Steven Willmer y su hijo Damian invierten sus conocimientos técnicos en los Servicios Divinos. En su comunidad del Reino Unido, se encargan de las transmisiones en directo, y tienen que luchar contra los desafíos cotidianos.

Actualmente en todo el mundo trabajan muchos voluntarios que se encargan de que el Servicio Divino llegue a los creyentes cuando no pueden estar presentes en la iglesia. En Camberley, los encargados de esta tarea son un padre y su hijo. Así lo informa el último número de “nacukie news”, el boletín de la Iglesia Nueva Apostólica para el Reino Unido, Irlanda y la Isla de Man.

El Pastor Steven Willmer trabajó originalmente como ingeniero de minas, pero siempre le gustó el desarrollo de software. Los desafíos que se plantean le resultan estimulantes y la superación de los mismos siempre es muy satisfactoria. Cuando tuvo la oportunidad de convertir esta afición en una carrera, no lo dudó y cambió de rama. “No puedo decir que alguna vez me haya arrepentido”, dice hoy.

De niño, Damian disfrutaba con los juegos de computadora, pero quería más, entender cómo funcionaba todo. Por eso, primero comenzó a desmontar las computadoras y luego las intentaba arreglar y lo hacía cada vez con mayor intensidad. Ahora también trabaja como desarrollador de software.

Averías y problemas en el estreno

La pandemia del coronavirus hizo que las comunidades de todo el mundo se reorganizaran para que los Servicios Divinos fueran posibles para todos. También lo hizo la comunidad de Camberley, al suroeste de Londres. Padre e hijo asumieron el desafío de transmitir los Servicios Divinos desde allí en línea.

Para ello, sacrificaron gran parte de su tiempo. Se ocuparon de la tecnología de hardware adecuada, probaron varias cosas e intentaron resolver los problemas que iban surgiendo.

A pesar de la intensa preparación, el primer Servicio Divino fue un desastre, recuerda el Pastor Willmer. “En el último minuto, decidí utilizar otra laptop porque era más potente. Desgraciadamente, las conexiones USB al sonido de la laptop no funcionaron, lo que provocó graves problemas de sonido durante el Servicio Divino. Cuando me di cuenta del problema, ya era demasiado tarde para hacer algo. Lección aprendida: ¡no hacer cambios de último momento y utilizar el equipo adecuado!”.

Encontrar el equipo técnico adecuado no fue tan fácil, recuerda su hijo. Afortunadamente, los dos recibieron ayuda de otros hermanos y hermanas en la fe muy comprometidos.

Lo planificado al segundo lleva tiempo

Sin el trabajo en equipo, el Servicio Divino transmitido por Internet no funcionaría. Esto ya comienza con los preparativos. Los lunes, el Pastor Willmer prepara el programa de streaming para YouTube y lo coordina con el Apóstol, el respectivo siervo oficiante y los coordinadores de música.

El jueves por la noche se reúne por Skype con el siervo oficiante y los músicos en la iglesia para probar el sonido. Luego, el sábado por la tarde, el Pastor Willmer podrá finalizar el programa musical. Está planeado con precisión de segundos. A continuación, adapta el software utilizado para el streaming a las necesidades del Servicio Divino y Damian vuelve a probar todos los aspectos técnicos. También lo hace el domingo antes de que comience el Servicio Divino.

Disfrutar del Servicio Divino

Durante el Servicio Divino, hay que hacer transiciones de escenas y estar atento al software. Otra persona ajusta el sonido y la posición de la cámara, y se asegura de que los micrófonos adecuados se activen o silencien en el momento adecuado.

La práctica hace la perfección: “Cada Servicio Divino es un poco menos estresante que el anterior”, dice Damian, y su padre hace hincapié en que pueden relajarse un poco durante el Servicio Divino y disfrutar de la prédica, “siempre con un ojo puesto en la tecnología, por supuesto”.

Los dos están contentos de poder llevar de esta manera la palabra de Dios a los hermanos y hermanas, y muy agradecidos por todos los involucrados en esa tarea. “Ahora, gracias a la tecnología, la palabra de Dios y su amor pueden llegar al corazón de sus hijos cada semana. Todos hemos sido bendecidos por esto”.

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