Conservar lo viejo, aceptar lo nuevo

Nada es tan constante como el cambio. Cosas viejas que hay que conservar y cosas nuevas que son buenas, fue el tema del Servicio Divino oficiado por el Apóstol Mayor el 7 de agosto en México. Impulsos que son especialmente importantes ahora.

Un pasaje bíblico del Nuevo Testamento fue la base del Servicio Divino: “Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas” (Mateo 13:52).

“Para entender el significado de esta palabra, debemos, como siempre, mirar el contexto”, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider: “Jesucristo vino a proclamar el reino de Dios y dijo: ‘No he venido para abrogar la ley mosaica, sino para cumplirla’”. Las personas se sorprendieron, naturalmente. El Hijo de Dios no siempre cumplió la ley mosaica. “Jesús tuvo que explicarles cómo entender correctamente la ley mosaica: es la ley de Dios”.

La ley de Dios

Jesús formuló la ley de Dios de la siguiente manera: ante todo, debes amar a Dios con todo el corazón, y al prójimo como a ti mismo. “Dios dio al pueblo de Israel los Diez Mandamientos para explicarles cómo expresar concretamente el amor a Dios y el amor al prójimo”, explicó el Apóstol Mayor. Luego había toda una serie de otras normas que ayudaban al pueblo de Israel a vivir su fe en la vida cotidiana. Pero incluso entonces, estas leyes se adaptaron siempre a las circunstancias. Por ejemplo, se adoraba a Dios de forma diferente en el desierto que en el templo o más tarde en el exilio.

En el tiempo de Jesús, las circunstancias otra vez eran diferentes y por eso dejó claro “que la voluntad de Dios, el nivel más alto, es siempre más importante que las reglas para la vida diaria”. Entonces, amar a Dios y al prójimo fue siempre la máxima prioridad. “Por eso Jesús pudo decir: ‘Yo cumplo la ley de Dios’”. Los fariseos, en cambio, “su amor al prójimo no era precisamente su punto fuerte...”.

La nueva ley, explicada por Jesús

Una vez más, Jesús dejó claro qué reglas eran importantes:

  • Nacer de nuevo de agua y del Espíritu
  • “Comer su carne y beber su sangre”
  • Negarse a sí mismo y llegar a ser una imagen de Jesucristo

Los Apóstoles y las reglas

Jesús encargó a los Apóstoles que proclamaran la voluntad de Dios, la nueva ley, y que dirigieran las comunidades. Para ello eran necesarias normas adecuadas a la época. Por ejemplo, los miembros de la primera comunidad compartían todo lo que tenían. En comunidades posteriores, esto ya no era necesario.

“Lo que hicieron los primeros Apóstoles, también lo hacen los Apóstoles de hoy”, explicó el Apóstol Mayor Schneider. Explican cómo poner en práctica la fe hoy en día. “Deben interpretar esta ley y adaptarla a la situación actual”. Por eso, algunos creyentes están confundidos o incluso enfadados. En el peor de los casos, rechazan todo el mensaje.

“Hermanos, hermanas”, dijo el Apóstol Mayor con insistencia: “Debemos ser conscientes de que lo principal no ha cambiado. El núcleo del mensaje sigue siendo el mismo. Jesucristo es Dios. Para salvarte, debes creer en Él, aceptarlo como tu Señor y obedecer su ley. Debes amar a Dios y al prójimo. Debes cumplir los Diez Mandamientos. Debes nacer de nuevo de agua y del Espíritu, recibir la Santa Cena y transformarte en la imagen de Cristo”. No hay razón para rechazar el mensaje, al contrario: “Los que acepten lo que se les predica serán bendecidos por Dios”.

Cambios en la actualidad

Conservar lo viejo y adaptarlo al tiempo es algo que debe hacer todo hijo de Dios hoy en día. “Estamos abiertos a lo nuevo, pero no renunciamos a lo viejo, que sigue siendo importante”, recordó el Apóstol Mayor. De los cambios pueden surgir cosas nuevas que son buenas:

  • Cambio en las condiciones de vida: Ya no se tiene tanto tiempo para ser voluntario en la Iglesia, pero tal vez se abran otras cosas en su lugar: “¿No podrías hacer algo nuevo para el Señor y tu prójimo?”, preguntó el Apóstol Mayor. Por ejemplo, hablar con gente con la que nunca has hablado antes o hacer algo bueno por personas que nunca te han interesado...
  • Sociedad cambiante: La diversidad de la sociedad también tiene como efecto que las comunidades sean mucho más diversas. “Tenemos que hacer frente a esta nueva composición, a esta diversidad, a estas diferencias y aceptarnos unos a otros como Jesús nos acepta”. Pero la vieja regla sigue siendo válida: “Si quieres ser discípulo de Jesús, niégate a ti mismo y sigue su ejemplo. Eso significa, ser transformado a su imagen”.

Hacia el final de su prédica, el Apóstol Mayor relacionó todo con el lema del año: “Estamos juntos en Cristo. No solo con Cristo, sino en Cristo”.

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Katrin Löwen
22.09.2022
México, apóstol mayor, servicio Divino