Tómalo con calma: ¡Dios ayuda!

A veces se tienen tantas ganas de hacer una pregunta a Dios que uno quiere gritarla. Esto es lo que hicieron los israelitas en su angustia, porque no vieron otra salida. El Apóstol Mayor explica cómo se puede mantener la calma nterior.

“Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos”. Este texto bíblico de Éxodo 14:14 sirvió al Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 9 de febrero de 2020 como base para el Servicio Divino en Pô (Burkina Faso).

El éxodo de Egipto fue una verdadera odisea para el pueblo de Israel. Cuando los israelitas llegaron al Mar Rojo y se dieron cuenta de que el ejército egipcio los perseguía, entraron en pánico y criticaron a Dios y a Moisés porque no veían ninguna salida. Moisés los exhortó a confiar en Dios y estar tranquilos. Y tenía razón: Dios intervino de manera extraordinaria para salvar a su pueblo.

Preocupaciones desesperadas

También hoy los hermanos y hermanas en la fe se encuentran a veces en situaciones difíciles en las que no ven ninguna solución al problema. A veces culpan a Dios o a los Apóstoles, dijo el Apóstol Mayor:

  • “Nos encontramos en dificultades y reconocemos: Si no hubiera desobedecido al amado Dios, no estaría en problemas”.
  • “A veces los creyentes dicen: ¡Sí, es culpa de los Apóstoles! Nuestra Iglesia tendría mucho más éxito si tomáramos un camino diferente”.
  • “Hoy se podría tener miedo diciendo: Sí, pero el maligno es mucho más fuerte que el buen Dios, ¡gana en todas partes!”. Pero Dios está presente

En esos momentos está presente el Espíritu Santo diciendo que Dios ayudará. Los hijos de Dios pueden estar tranquilos y confiar en Él. “No le gritemos a Dios, no lo critiquemos. No lo culpemos”, dijo el Apóstol Mayor. Porque Él redimirá y liberará a su pueblo. “La gran liberación que Dios quiere darnos es la Primera Resurrección”.

Aunque parezca que la Iglesia Nueva Apostólica en este momento no tenga mucho éxito, los hermanos y hermanas deben estar tranquilos y confiar en el Señor: “Jesús prometió estar con sus Apóstoles hasta el final y se ocupará de que por medio de los Apóstoles sea preparada la novia y pueda tener lugar la Primera Resurrección”.

Y si el mal parece tener la ventaja, nadie necesita temer: “Al final, siempre es Jesús quien gana. Al final es Él quien triunfa sobre el mal, y el mal no tendrá lugar, lo habrá perdido todo”.

Tranquilidad en la oración

Como saben que Dios los redimirá y que prevalecerá contra el mal, sus hijos pueden confiar en Él con tranquilidad. “Esta confianza también influencia el contenido de nuestras oraciones”, explicó:

  • A menudo basta con una breve oración: “Vuestro Padre sabe lo que necesitáis; confiad en Él”. Nadie necesita desplegar tanto ante Dios sus preocupaciones terrenales en la oración, porque Él ya las conoce. Mucho más importante es orar por fidelidad: “Jesús, ayúdame a permanecer fiel a pesar de la cruz, ayúdame a permanecer fiel en las pruebas”. Porque como hijos de Dios somos necesarios. “Tenemos una misión que cumplir. Debemos ser testigos de Jesucristo”.
  • Nadie tiene que decirle a Dios cuánto bien ha hecho por Él, porque Él también lo sabe. En cambio, se debe practicar la humildad: “Guardamos silencio ante Dios porque sabemos que es Él quien más trabajo ha hecho, es Él quien pelea por nosotros. Lo que Jesús hizo por nosotros al morir en la cruz es mucho más grande que cualquier cosa que podamos hacer por Él”.
  • Dios también pelea por el prójimo. Jesús dijo: “No he venido a castigar a los pecadores, sino a salvarlos”. Por lo tanto, no se debe juzgar al prójimo: “Deja de acusar a tu prójimo”, dijo el Apóstol Mayor. “No eres mejor que él”. Quédate tranquilo. Todos somos pecadores. Aquí también debemos aprender a callar ante Dios, a reconocer: “Soy pecador como los demás, no soy mejor que los demás”.
  • No hagas preguntas innecesarias: Nadie entiende o sabe todo. ¿Por qué todos reciben la misma paga? ¿Por qué una persona tiene que sufrir tanto y el hermano a su lado no tiene problemas? ¿Cuándo vendrá nuevamente el Señor? Pero Dios todavía no responde a las preguntas. Les dice a sus hijos: “Este no es tu problema. Sígueme. Sé fiel en las condiciones en las que te encuentras”.

“Confiemos, pues, en su amor y permanezcamos fieles a Él”, dijo el Apóstol Mayor: “No sabemos cuándo vendrá nuevamente Jesús, pero sí sabemos que volverá y nos estamos preparando para ello”.

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