Creer en lo que no se ve

Andamos por la fe, no por lo que vemos. Este fue el tema de un Servicio Divino con el Apóstol Mayor. El dirigente de la Iglesia utilizó el ejemplo del pueblo de Israel para mostrar exactamente lo que esto significa.

El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider dio la bienvenida con alegría a los hermanos en la fe de Tupi (Filipinas) al Servicio Divino de aniversario del 16 de octubre: “Celebramos el 50° aniversario de la Iglesia en Filipinas y esto es un motivo de agradecimiento”. Hace cincuenta años, fieles siervos de Dios vinieron al país a proclamar que Jesús viene. “Pero 50 años después, la promesa aún no se ha cumplido”, dijo el Apóstol Mayor. “El Señor aún no ha venido”. ¿Y qué sucede con la promesa? En respuesta, el Apóstol Mayor leyó el pasaje bíblico para el Servicio Divino: “Porque por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7).

Andar con perseverancia

Para explicar la palabra bíblica a los hermanos en la fe, el Apóstol Mayor condujo a la comunidad, así como Dios condujo al pueblo de Israel, a través del desierto: “Dios fue a Moisés y al pueblo de Israel y les dijo: Os llevaré a la tierra prometida. Pero debéis salir de Egipto”. Dios cumplió su promesa, pero se demoró mucho tiempo.

Entonces, hay que ser perseverante:

  • Estar convencido de la verdad de la palabra de Dios: “La fe significa que estoy absolutamente convencido de que la palabra de Dios es la verdad, no lo que veo, no lo que entiendo, sino lo que Dios dice”.
  • Confiar en Dios: “Creer en Dios significa que confío en que hará lo que promete y que puede hacerlo”.
  • Ser paciente: “Y esperamos con paciencia hasta que cumpla sus promesas”.

El pueblo de Israel se adelantó

Al igual que el pueblo de Israel salió de Egipto, los cristianos de hoy deben renunciar a todo lo que no es bueno. “Y gracias a esta fe y esta voluntad, Dios nos ha liberado mediante el Bautismo con Agua y con Espíritu”.

Así como el pueblo de Israel tuvo que seguir a Dios, los cristianos también hoy tienen que seguir las instrucciones de Dios. “Él nos enseña cómo debemos amar. Nos enseña cómo podemos crecer en el conocimiento de Jesucristo. Nos enseña cómo podemos transformarnos en la imagen de Cristo”, explicó el Apóstol Mayor.

El pueblo de Israel tuvo que luchar contra enemigos y “nosotros también debemos luchar contra el mal y vencer las tentaciones”.

Cuando cruzaron el desierto, las numerosas tribus de Israel se convirtieron realmente en un solo pueblo. Los cristianos de hoy también están en camino hacia la unidad de la Iglesia de Cristo.

En aquella época, la gente escuchó a Dios a través de la voz de Moisés. “Hoy tampoco podemos ver a Dios, pero oímos su voz a través del Espíritu Santo”, aseguró el Apóstol Mayor. De forma análoga al maná que el pueblo de Israel recibió en el desierto, hoy existe alimento espiritual: “Recibimos el cuerpo y la sangre de Cristo cuando celebramos la Santa Cena”, explicó el Apóstol Mayor.

Y como el pueblo de Israel pudo experimentar la ayuda de Dios, los cristianos de hoy también experimentan la ayuda de Dios. “Jesús no se avergüenza de ser nuestro hermano. Y sigue siendo fiel a nosotros, a pesar de nuestras debilidades”, dijo el Apóstol Mayor, refiriéndose al pasaje bíblico Hebreos 2:11.

No rendirse

El Presidente de la Iglesia expresó su alegría porque el coro había entonado el himno: “Nunca te rindas”. “Habéis entendido el mensaje de hoy: Nunca te rindas, sigue andando en la fe”, apeló. “No tenemos motivos para rendirnos”.

“Sí , la promesa aún no se ha cumplido”, admitió el Apóstol Mayor, “aún no somos perfectos, aún no somos la imagen de Cristo”. Pero eso no significa rendirse, sino pedir a Jesús por misericordia. “Tengo que hacer más por la unidad de la Iglesia. Tengo que hacer más por mi hermano, por mi hermana, tengo que amarlos más”.

El llamamiento final del Apóstol Mayor fue: “Sigamos a Cristo y sigamos a los Apóstoles hasta el final y sabremos: Dios es fiel, Él cumple sus promesas”.

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