Un peregrino movido por el amor a los demás

Sus descendientes lo dicen: El Apóstol Mayor Richard Fehr fue un visionario que con sus pensamientos se anticipó al futuro. Bajo su dirección, la Iglesia se difundió por muchos más países del mundo. Hoy hubiese cumplido 80 años.

Su cumpleaños hoy hubiese sido algo así: cientos de llamados, más e-mails y tarjetas con felicitaciones todavía, por la tarde eventualmente un rato a la oficina para un pequeño expreso y por la noche al restaurante italiano preferido disfrutando de un vaso de buen vino tinto. El menú italiano era su preferido. Conocía de memoria y por propia experiencia docenas de tipos de pastas.

Durante su período ministerial activo quizás no habría estado en su casa, en Zúrich, sino en alguna parte del mundo: en los EE. UU., en Asia o África. En alguno de los viajes que suele hacer un Apóstol Mayor. Australia le gustaba mucho, Rusia también. Hubiese podido trasladar su patria a cualquier parte del mundo. Al fin y al cabo, durante 17 años llevó esa vida, que casi cada fin de semana lo hacía despertar en otra ciudad, en otro continente. Pero, por otro lado, amaba su patria. Era un típico ciudadano suizo: seguro de sí mismo, democrático, interesado por todo. No había tema del que no estuviese informado. Amaba Zúrich, amaba las montañas, amaba el dialecto suizo.

Valeroso y lleno de humor

¡Entre sus distintivos especiales, sus amigos cuentan la valentía y el humor! Tenía un humor que nunca era molesto ni grosero, todo lo contrario: refinadamente subrayaba con una hábil insinuación la grandeza de quien tenía enfrente o los méritos especiales de las personas que estaban a su lado. Su manera de ser era alegre, su naturaleza amable.

La valentía lo distinguió en las decisiones que tuvo que tomar como dirigente de la Iglesia. En su período ministerial, la Iglesia Nueva Apostólica halló nueva apertura y tolerancia. Especial atención le mereció la evolución teológica de la Iglesia. En octubre de 1999 creó el grupo de proyectos Ecumenismo, haciéndose posible un intercambio oficial regular con otras Iglesias.

Sabio y visionario

El Apóstol Mayor Richard Fehr fue una persona sabia y visionaria. Alguien que pensaba más allá de la geográficamente pequeña Suiza. Sus sentimientos a favor de la internacionalidad, de los requerimientos culturales y socio-etnológicos de una Iglesia mundial fueron legendarios. Promovía esa forma de pensar siempre que podía, aunque él mismo no era necesariamente un genio del lenguaje. Aprender idiomas extranjeros no era lo suyo. En los 17 años de servicio como Apóstol Mayor, la Iglesia Nueva Apostólica creció vertiginosamente, ante todo en África y Asia. El filántropo apostó a la carta del amor al prójimo y dejó las culturas allí donde pertenecían: en sus respectivos países. "Cortar las viejas trenzas" –uno de sus legados más elogiados– no significó para él otra cosa que: ¡Hay que dejar a las personas su propia biografía! Ellas se la ganaron.

Una precisión magistral

El Apóstol Mayor Fehr amaba los grandes mensajes, aquellos que –y por eso sobreviven tanto tiempo– solo constan de pocas palabras y mucho sentido. Citas breves, precisas – de Emmanuel Geibel: "El que navega hacia una meta sublime…“ o de John Kennedy: "No preguntes lo que puede hacer el país por ti..."– eran parte de sus prédicas. Uno de sus alumnos, el actual Apóstol Mayor de la Iglesia Nueva Apostólica Jean-Luc Schneider, recordó a su gran maestro en el emotivo Servicio Divino de recordación que celebró en ocasión del fallecimiento de su antecesor el 17 de julio de 2013. Fue un maestro en el anuncio de la palabra y tenía el don de llevar con pocas palabras muy precisas una cosa al punto. Reflexiones breves como "No al aplanamiento" y "Para muchos, muchas cosas se volvieron demasiado" son solo ejemplos de su extraordinaria capacidad lingüística. "Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe" (Hebreos 13:7) fueron palabras adecuadas para un Servicio Divino de recordación.

17 años como Apóstol Mayor

Richard Fehr nació el 15 de julio de 1939 en Flaach (Suiza). Con 22 años recibió su primer encargo en la Iglesia. En 1988 se convirtió en el Apóstol Mayor de la Iglesia Nueva Apostólica. Cuando el domingo de Pentecostés 2005 fue despedido con toda solemnidad al estado de descanso ministerial, la Iglesia Nueva Apostólica contaba con diez millones de miembros en todo el mundo. El 30 de junio de 2013, poco antes de cumplir 74 años, cerró apaciblemente sus ojos teniendo la certeza que convirtió en el lema de su período ministerial: "¡Maran-ata, el Señor viene!".

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Peter Johanning
15.07.2019
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