El poder se despliega en el hombre

El Espíritu Santo nos hace libres, libres para amar y libres para servir. Este es el mensaje central del Apóstol Mayor en Pentecostés 2020: un Servicio Divino entre migajas de pan y un menú todo incluido.

Para la celebración del cumpleaños de la Iglesia los creyentes se reúnen, cantan y celebran la Santa Cena, ¡normalmente! Pero en la época de la crisis del coronavirus esto no es posible. Es más, para muchas personas la epidemia significa un desastre existencial, insistió el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider.

“Dios modificó nuestros planes”, dijo. Pero, “no modificó su plan. Quiere llevar a su pueblo a su reino. Quiere consolarnos y fortalecernos. Y lo hará”. Aunque por el momento no tenemos un menú todo incluido de bendiciones en el Servicio Divino, Dios puede bendecir con migajas de pan. “Eres un hijo de Dios. El Padre no te olvidará”.

Herramientas en la mano de Dios

“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”, la prédica giró en torno a este texto bíblico de 2 Corintios 3:17. “El Espíritu Santo obra como un poder. Obra en las personas y a través de las personas. Por eso toma a personas, penetra en ellas, las santifica y las transforma en herramientas en la mano de Dios”. Esto quedó claro en el primer Pentecostés y en el obrar de los primeros cristianos.

Las mismas tres tareas de entonces también se presentan a los creyentes de hoy.

1. Proclamar el Evangelio

A través del Espíritu Santo, Pedro, Esteban, Felipe y sus cuatro hijas pudieron proclamar el mensaje de Cristo libremente y sin temor. “Esto es válido también ahora. Debemos mostrar que el Evangelio todavía puede ser aplicado”.

Esto incluye el conocimiento de que “la riqueza espiritual vale mucho más que toda la riqueza material”. Transmitir esto a nuestros propios hijos es el mayor regalo: “Darles a Jesucristo es la mejor manera de mostrarles nuestro amor”.

Pero esto también incluye el pensamiento de usar los recursos naturales de la tierra mejor y con más moderación. “Esto también es una expresión de nuestro amor a Dios y al prójimo”.

2. Contribuir a la unidad

Jesús quiere que todos sus discípulos sean uno, como Él es uno con el Padre. La unidad de la Iglesia debe ser una imagen de la Trinidad de Dios. Así, los primeros cristianos superaron la división cultural de siglos entre judíos y gentiles.

“Podemos hacer lo mismo”. Se trata de dejar de lado los propios intereses y servir al bien común. “Contribuyamos a ello en todas las circunstancias”. Cada miembro de la comunidad tiene diferentes dones y diferentes responsabilidades, pero “todos tienen el mismo valor a los ojos de Dios y deberían tener el mismo valor para nosotros”.

3. Desarrollarse en lo personal

“El Espíritu Santo no cambia la situación”, enfatizó el Apóstol Mayor. “El Espíritu Santo nos cambia a nosotros. Nos ayuda a desarrollar la nueva criatura. Dejémoslo obrar en nuestro interior”.

En algún momento también habrá un cambio en la crisis del coronavirus y se podrán reanudar los Servicios Divinos: “¿Debería ser todo, así como era? Tenemos una oportunidad única de cambiar algo: Cuando vuelva a mi comunidad, quiero ser otra persona”.



Foto: NAC International

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