La intercesión manifiesta fe, amor, esperanza

Quienes experimentan su fe como un regalo, quieren compartirla y comunicarla. Pero una invitación es solo el primer paso. La intercesión siempre ayuda un poco más. ¿Cómo? Lo describe un Servicio Divino con el Apóstol Mayor.

“El Señor está muy cerca de nosotros, tan cerca como se lo permitamos”. Así comenzó la prédica del 30 de octubre de 2022 en Kiel (Alemania). Que no alcanza con una simple invitación lo demuestra 2 Crónicas 30:18-20: “Porque una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y Zabulón, no se habían purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está escrito. Mas Ezequías oró por ellos, diciendo: Jehová, que es bueno, sea propicio a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios, a Jehová el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según los ritos de purificación del santuario. Y oyó Jehová a Ezequías, y sanó al pueblo”.

El contexto

El contexto de la palabra bíblica: Ezequías, el nuevo rey de Judá, había exhortado al pueblo a volver al Señor y estaba preparando una fiesta. “Celebremos ahora una fiesta de Pascua para mostrarle al Señor: Nos volvemos a ti”, explicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. El rey había invitado no solo a su reino de Judá, sino también a los vecinos del norte, de Manasés, Isacar y otras tribus: “Venid a Jerusalén y celebrad con nosotros. Sirvamos juntos al Señor. Celebremos juntos el Servicio Divino”.

La mayoría restó importancia a esta invitación. Algunos, sin embargo, habían llegado a Jerusalén y estaban celebrando la Pascua. Ezequías se dio cuenta de que los invitados no observaban el mandamiento de la purificación, lo que la ley mosaica veía ciertamente como un problema. En ese momento, el rey intercedió por sus invitados ante Dios y el Señor escuchó la oración y bendijo a todo el pueblo, sin excepción.

La invitación

El Apóstol Mayor señaló claros paralelismos con la actualidad: “Anunciemos las virtudes de Dios, dice la epístola de Pedro. Y lo hacemos participando del Servicio Divino y sirviendo. Pongamos señales y confesemos: Mi Dios está aquí. Aquí nos reunimos para experimentarlo y servirlo”.

La confesión también incluye hacer invitaciones a los demás: “Demos testimonio con nuestras obras, con nuestro comportamiento, con nuestras palabras: Aquí está Cristo”. Esta invitación se extiende a todos los seres humanos, tanto en este mundo como en el más allá.

La intercesión

Como para el rey Ezequías, además de la invitación que pronunció, también es importante la intercesión por los invitados. Esto llega a las almas en circunstancias muy diferentes:

  • Los alejados de Dios: Muchas almas no saben que Jesucristo existe. “O tienen una imagen totalmente equivocada de Dios. Una concepción totalmente errónea de Jesucristo”. El Apóstol Mayor formuló la intercesión: “Dios, concédeles la oportunidad de escuchar y aceptar el mensaje de salvación”.
  • Los enemigos de Dios: “Oremos también por los enemigos de Dios, por los que no han seguido en absoluto al Señor”. Esto incluye la convicción de que todos necesitan la gracia: “No somos mejores que ellos. ¡Todos somos pecadores! No puedo hacer nada para ganarme la salvación. Es solo gracia. Y si el Señor me ha dado gracia a mí, ¿por qué no va a dar gracia a mi prójimo?”.
  • Todos los que perdieron la oportunidad: Ezequías oró por los que, aunque habían acudido a Dios, no podían o no querían dejarse purificar. Hoy en día, algunos pierden la oportunidad de recibir el don del Espíritu Santo. Y otros nacen de nuevo de agua y del Espíritu, pero no toman en serio el ofrecimiento de Dios. “Para nosotros es muy importante que también tengan otra oportunidad de alcanzar la salvación”.

La confesión

La intercesión por el prójimo no cambia inmediatamente su situación. Como antes, todos deben aceptar el mensaje y seguir al Señor, dijo el Apóstol Mayor. Sin embargo, la intercesión también es importante para aquel que ora: “Porque a través de esta intercesión también decimos algo sobre la actitud de nuestro corazón. Nuestra intercesión es una expresión de nuestra fe. A través de ella confesamos la importancia de nuestra fe”.

Como Cristo en la oración sacerdotal, la comunidad debe orar por la unidad. Junto con las peticiones por lo terrenal, sin embargo, hay algo que debe ser lo más importante: “Danos fuerza para permanecer fieles pase lo que pase”. El Apóstol Mayor también hizo un llamamiento a orar por los portadores de ministerio en la comunidad.

Más allá de la fe en Cristo, la intercesión es un testimonio del amor de Cristo: “Nuestro amor por el prójimo es solo una prueba de que estamos creciendo en la naturaleza de Jesucristo y cuanto más crecemos en ella, mayor se hace nuestro amor al prójimo”. Así, no surge un deseo de justicia humana, sino la petición: “Que todos participen de la salvación”. Los que se presentan ante Dios intercediendo por el prójimo confiesan también la única certeza de que la comunión con Cristo hace olvidar todos los sufrimientos que una persona puede experimentar. Porque, como dijo el Apóstol Mayor, “en el reino de Dios todos tendrán de todo”.

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Simon Heiniger
14.12.2022
Alemania, apóstol mayor, servicio Divino