Percibir la gloria de Dios ya ahora

Ver la gloria de Dios. En esta vida, esto por lo general sólo es posible mirando hacia atrás. Sin embargo, hay muchas posibilidades de percibir la cercanía de Dios. Indicaciones de un Servicio Divino del Apóstol Mayor.

Cruzando el lago Kivu con la lancha rápida, llegó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider al Servicio Divino el 13 de julio de 2015 en Bukavu (República Democrática del Congo). Lo estaban esperando más de 2.000 hermanos en la fe para escuchar su prédica en francés y traducida al swahili. Como base utilizó el texto bíblico de Éxodo 33:18: “Entonces dijo Moisés: Te ruego que me muestres tu gloria”.

Moisés y la presencia de Dios

El contexto del texto bíblico: Moisés había obedecido al llamado de Dios, había renunciado a su vida anterior y había sacado al pueblo de Israel de Egipto. Profundamente abatido porque el pueblo se había distanciado de Dios y estaba adorando al becerro de oro, Moisés pidió poder ver la gloria de Dios.

Pero ver el rostro del Señor, excede las posibilidades humanas. En su lugar, Él pidió a Moisés que se acercase y subiese a una determinada peña, para ver pasar su gloria. Luego Dios proclamó su bondad, su amor, su gracia y su fidelidad y finalmente le dio a Moisés los mandamientos.

Primero la fe, después la experiencia

También “nosotros en nombre de la voluntad de Dios hemos renunciado a muchas cosas en nuestra vida”, señaló el Apóstol Mayor estableciendo un paralelismo. “Pero a veces experimentamos el poder del maligno. Entonces nos sentimos desalentados y necesitamos el consuelo de Dios”. También entonces es válida la invitación de acercarnos a Dios.

“Acercarse a Dios significa, dirigirse a Dios con fe”. Mucha gente le exige a Dios: “Muéstrate, te quiero ver, entonces creeré en ti”. Pero: “Así no funciona. Para ver a nuestro Dios, primero hay que creer”.

Encuentro en el Servicio Divino

Además de ello, también hay que concurrir al lugar en el que Dios se manifiesta: “Si vas con fe al Servicio Divino, bajo la palabra del Apóstol, entonces tendrás un encuentro con Dios”, dijo el Apóstol Mayor Schneider. “¿Y qué pasa en el Servicio Divino?”, preguntó y mencionó cuatro puntos:

  • Dios anuncia su bondad: “Jesús no ha venido para ordenar al mundo. Jesús ha venido para salvar al pecador. Él quiere la salvación de todos los hombres”.
  • Dios anuncia su amor: “En cada Servicio Divino el Señor nos brinda la posibilidad de celebrar la Santa Cena. Jesús se nos acerca y nos dice: `Te amo, he muerto para ti’”.
  • Dios anuncia su fidelidad: “Él nos recuerda que Jesús nos ama y que nada cambia este amor, aunque hayamos cometido un gran pecado”.
  • Dios anuncia su gracia: “Él nos recuerda que Dios quiere compartir su gloria con nosotros. Pero no me la puedo ganar. Por eso me quiere dar lo que no me he ganado: la gracia”.

Recién entonces, igual que le sucedió a Moisés, le toca el turno a los mandamientos de Dios: “Y ese orden es importante”, destacó el Apóstol Mayor. Dios “quiso demostrar con ello que su ley era expresión de su amor”. Pues: “Su ley no sirve para someternos. Los mandamientos de Dios nos guardan del mal”.

Reconocimiento mirando hacia atrás

Moisés no vio a Dios, pero sintió su presencia. “Si venimos al Servicio Divino con fe y oímos el anuncio de la palabra Dios, haremos la experiencia de su presencia en la Santa Cena. También podemos experimentar la presencia de Jesús en la comunión fraternal”.

Así como Moisés vio pasar al Señor, los creyentes lo pueden percibir hoy mirando hacia atrás. “Si tú observas en tu historia, puedes entender cómo Dios ha guiado tus caminos. Si aplicamos sus mandamientos, haremos la experiencia: si hago esto, seré guardado del mal. Y posteriormente también se pueden ver los efectos de Dios en su palabra”.

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