Hacer lo que otros piensan que es imposible

¿Por qué en realidad Jesucristo tenía una fe tan firme? Poseía poderes interiores que a nosotros, como seres humanos, también nos gustaría tener. El Apóstol Mayor señaló cinco de ellos en su prédica para las comunidades del sur de África.

De Estrasburgo (Francia) a Harare (Zimbabwe) en un segundo. Virtualmente esto se puede hacer. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider estaba en el altar en la comunidad de Estrasburgo el domingo 14 de junio de 2020. Desde allí predicó en inglés para las comunidades de Zimbabwe, Zambia, Malawi y África del Sur. En realidad, habría estado en Harare, pero el coronavirus cambió su plan de viaje.

El texto bíblico sobre el que predicó el máximo dirigente de la Iglesia está en Efesios 3:16: “Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu”. Con estas palabras, el Apóstol Mayor también envió un saludo especial a las muchas personas que están sufriendo días difíciles en este momento. “Debo decir que estoy muy preocupado por las muchas malas noticias que me llegan. Todo lo que puedo hacer es orar con vosotros y por vosotros, y os digo: ¡Sí, lo hago!”. Oro especialmente por los poderes con los que el Espíritu Santo puede fortalecer el hombre interior. Este tema estuvo en el centro de su prédica. Y el orden que siguió fue así:

1. El amor de Dios, que es la fuente de todo poder, dijo el Apóstol Mayor. Jesús amaba a su Padre en el cielo y esto le ayudó en los días difíciles. Incluso cuando fue tentado en el desierto, se aferró a su amor a Dios. Cuando en aquel momento quiso reunir a las personas, pero estas no reaccionaron, permaneció unido a Dios. Cuando sus discípulos lo traicionaron y lo negaron, Él continuó a pesar de todo. De esta manera quiere fortalecernos hoy el Espíritu Santo: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones y el Espíritu Santo nos dice: ¡Dios te ama también a ti!”. Los seres humanos siempre quisimos decirle a Dios lo que estamos sufriendo actualmente, cómo nos sentimos, todo lo que hemos hecho. “Eso está bien”, comentó el dirigente de la Iglesia. “Pero es mejor escuchar al Espíritu Santo. ¡Él nos dice que Dios nos ama!”. Y eso es una gran fuente de poder para nosotros.

2. Confianza en Dios. Jesús confió en su Padre celestial en todas las situaciones. Al final, después de haber superado todo, pronunció la frase: “En tus manos encomiendo mi espíritu”. Aunque como ser humano no podía entender todo lo que Dios tenía por delante, su confianza en la omnipotencia de Dios nunca lo abandonó. Y el mensaje a sus discípulos fue claro: Dios era mayor que todos y nada ni nadie podía arrebatarlos de la mano de Dios. Esta es también nuestra fuente de fortaleza hoy predicó, el Apóstol Mayor: “Nadie puede alejarnos de Dios”. El Espíritu Santo nos dice lo que nos espera en el futuro, como será en el cielo. “Aunque no lo entendamos todo: Dios está trabajando en nuestra salvación. ¡Confiemos en Él!”.

3. Humildad hacia Dios. Jesús lo demostró de manera especial. La humildad era una de sus fortalezas. Sabía que había sido llamado para servir a la humanidad y no para gobernar el mundo. Conocía su misión. No hizo lo que quería, pero cumplió la voluntad de su Padre, un ejemplo para nosotros hoy, dijo el Apóstol Mayor: “Tenemos una misión que cumplir: Predicar el Evangelio de Jesucristo en palabras y obras”. Al hacerlo, podemos confiar en que Dios está con nosotros. “Nos ayudará a cumplir esta misión. Seamos testigos de Jesucristo. Aceptémoslo con humildad. Dios nos dará el poder para hacerlo”.

4. La inspiración del Espíritu Santo. Jesús poseía un gran conocimiento y sabiduría. El Director de la Iglesia recordó que Jesús fue al templo a aprender las Escrituras a la edad de doce años. Hizo muchas preguntas y buscó buenas respuestas. Y después se dejó inspirar por el Espíritu de Dios. Esta combinación especial desarrolla un gran poder en el hombre interior, explicó el Apóstol Mayor: Jesús conocía las leyes, y dejó que su entendimiento de ellas fuera inspirado por el Espíritu Santo. Solo así pudo resumir todos los mandamientos en la frase: “Ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”. Conocía todos los mandamientos y los resumió en esta frase. Eso lo hizo fuerte. “Debemos conocer la Biblia, aprender a entender nuestra doctrina, eso es importante”. Por ejemplo, que Dios es un Dios de amor y no quiere que las personas sean castigadas. “Cuando somos inspirados por el Espíritu Santo, nos enfocamos en la esencia de la Sagrada Escritura: Ama a Dios y ama al prójimo”. Esto nos hace fuertes y nos ayuda a evitar problemas, decepciones e irritaciones. “Pensemos en la vida eterna, en el futuro, el Espíritu Santo nos lo explica”.

Jesús también sabía cuándo era el momento de hablar o de permanecer en silencio. Ante el rey Herodes guardó silencio cuando se le preguntó quién era. Nuestro entendimiento también nos hace muchas preguntas: ¿Por qué Dios hace esto? ¿Por qué así y no de otra manera? “No podemos entender a Dios en todos sus actos. Nuestra respuesta es que creemos en Dios y confiamos en Él”. La fe no es el resultado de discusiones interminables, dijo. No podemos probarla. “Demostremos lo que creemos con nuestros actos, no con palabras”.

5. El amor al prójimo. Esto también fue una fuente especial de poder para Jesucristo, concluyó el Apóstol Mayor su prédica. Incluso cuando estaba sufriendo dolor en la cruz, se preocupó por María y Juan. Debían cuidarse mutuamente. Y ni siquiera olvidó al malhechor en la cruz que estaba a su lado. Le prometió la salvación y perdonó a los que lo mataron. “Ciertamente, nuestro amor al prójimo no es tan perfecto como el de Jesucristo, pero nos permite hacer lo que otros piensan que es imposible. Podemos hacerlo a través del amor de Dios a nosotros y de nuestro amor al prójimo”.

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Peter Johanning
24.06.2020
apóstol mayor, servicio Divino