“En ninguna manera esto te acontezca”

Jesús preparó a los discípulos para una situación que los desestabilizaría y los dejaría indefensos: su sufrimiento, su muerte y la consiguiente resurrección. El Apóstol Mayor Schneider abordó las diferentes reacciones de los discípulos en su prédica en la comunidad de Luneburgo, Alemania.

La base de este Servicio Divino del 19 de marzo fue el segundo anuncio del sufrimiento y la resurrección de Jesús del Evangelio de Marcos 9:31-32: “Porque enseñaba a sus discípulos, y les decía: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día. Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle”.

En su prédica, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider abordó las diferentes reacciones de los discípulos.

No entendían y no preguntaron

Al principio, los discípulos no entendieron la palabra y, sin embargo, no hicieron preguntas. “En realidad no quisieron asumirlo, lo ignoraron”, dijo el Apóstol Mayor Schneider, explicando también el motivo. Los discípulos habían experimentado la comunión con Jesús y todos los aspectos positivos vinculados a ella: “Él puede ayudar, tiene un gran poder, nos enseña, lo seguimos, entonces somos bendecidos. Es hermoso tener comunión con Él, lo servimos, le ayudamos”. Cuando Jesús habló de que ese tiempo cambiaría, los discípulos no quisieron creerlo: “Todo está bien así, ¿por qué habría de cambiar algo?”. Jesús dejó claro: “Prestad atención, esto no puede seguir así. Se acerca un punto de inflexión. Debéis prepararos para eso”.

Incluso hoy algunos creyentes disfrutan de la comunión, participan y, no obstante, corren el riesgo de perderse el mensaje del retorno. “Dios quiere decirnos: cuidado, no va a seguir así, se acerca un punto de inflexión. Jesucristo quiere venir otra vez. Dios intervendrá en la historia de la humanidad. Entonces todo cambiará. Debemos prepararnos para ello”, dijo concretamente el Apóstol Mayor. “Uno escucha el mensaje, es parte de él, pero se conforma, porque lo que experimenta está bien, supone que debe seguir así”. El Apóstol Mayor Schneider instó a preguntarse qué significa este mensaje para uno mismo.

Pedro no estuvo de acuerdo

La reacción de Pedro ante el anuncio de Jesús fue de desaprobación: “En ninguna manera esto te acontezca. No es posible que tengas que sufrir y que tengas que morir y que las personas te maten ahora”. Pedro no entendió que Jesús tenía que cumplir la voluntad del Padre para vencer el mal.

En forma parecida a Pedro, estos pensamientos pueden surgir en quien ve sufrir a un hermano: “¡Dios mío, no puedes permitir que esto acontezca!”. A menudo se tiene entonces la esperanza de que, si se ora lo suficiente y si se tiene la suficiente fe, las circunstancias darán un vuelco. El Apóstol Mayor dejó claro que, por muy fervientes que sean las oraciones, no es posible imponer a Dios la propia voluntad. “Su ayuda es que podamos superar las pruebas, que podamos permanecer fieles y ser un verdadero testimonio de Jesucristo”. Esta debe ser también la primera prioridad en la oración.

Los discípulos se entristecieron en gran manera

Cuando los discípulos comprendieron que los acontecimientos que se avecinaban eran inevitables, reaccionaron llenos de tristeza. “Entonces olvidaron algo muy importante. Solo oyeron la primera parte del anuncio: ‘Padeceré y moriré. Pero no: y resucitaré’. Eso lo ignoraron”.

Al igual que entonces, hoy existe el peligro de volverse incapaz de actuar a causa de falsas ideas provocadas por la tristeza. En la época anterior al retorno de Cristo, los creyentes vivirían un tiempo de tentación. Sin embargo, es diferente de lo que a menudo se supone: “Tenemos la idea de que la Obra de Dios se está desarrollando, los Apóstoles están llevando a cabo su encargo y cuando la última alma esté sellada, entonces vendrá el Señor”. Como tiempo de tentación, el tiempo del mal, a menudo se esperaba que fuera un tiempo de persecución.

Sin embargo, el mayor desafío al que se enfrenta la Iglesia hoy en día no es la persecución, sino el desinterés por Dios. “Uno no estaba preparado para este desinterés del cristianismo. Uno se pone muy triste y esta tristeza se apodera de uno”. Sin embargo, “Jesús lo predijo, el Espíritu Santo siempre nos ha advertido, habrá tiempos difíciles, por favor no os sorprendáis”. Y „por favor, no olvidéis la segunda mitad de la promesa: la resurrección, el retorno del Señor”.

Santiago y Juan querían más

Santiago y Juan, en cambio, entendieron el anuncio del sufrimiento, la muerte y la resurrección de Cristo de la siguiente manera: “Ahora se acaba, Jesucristo quiere establecer su reino. Ahora debemos asegurar nuestra posición. Que uno se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda”. La conclusión que sacaron del anuncio de Jesús era errónea. Quisieron asegurar su propia posición y su futuro. Jesús lo dejó claro a los discípulos de entonces y a los cristianos de hoy: “Si el amor de Cristo vive en nosotros, no nos esforzaremos por ganar más que los demás. Nuestra tarea es aportar nuestra contribución y procurar y ayudar a que nuestro prójimo, sea quien sea, pueda recibir la misma salvación que nosotros”.

Los discípulos no tomaron en serio la advertencia de Jesús

Justo antes de ser arrestado en Getsemaní, Jesús advirtió: “Todos os escandalizaréis de mí”. Y en la Biblia se puede leer: “Todos los que estaban presentes dijeron: ¡No, esto no va a pasar! Jamás te escandalizaremos”. Aunque esta traición iba a ocurrir, Jesús les prometió: “Os llevaré conmigo, os daré gracia”.

La salvación de todos depende de la gracia de Jesús: “No lo lograremos solos. Necesitamos la ayuda del Señor. Sin Él no podemos hacer nada”.

Información del artículo

Autor:
Fecha:
Palabras claves:

Simon Heiniger
26.04.2023
apóstol mayor, servicio Divino