Colaborar en la edificación del templo

Construir un templo no es tan fácil. Ante todo, si el templo es nuestro propio edificio espiritual. En el Servicio Divino que ofició en Kisangani, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider explicó cómo, no obstante, puede lograrse.

Kisangani es una ciudad con más de 500.000 habitantes en el noreste de la República Democrática del Congo. Hasta ahora ningún Apóstol Mayor logró viajar a esa región, por lo que el actual Director de la Iglesia no dejó pasar la oportunidad de visitar la comunidad. De hecho, su vuelo se demoró bastante y el Servicio Divino del 22 de julio de 2018 comenzó cuatro horas más tarde de lo planeado. Los 4000 concurrentes del Servicio Divino igual esperaron pacientemente y fueron compensados con creces.

El Apóstol Mayor Schneider usó una antigua palabra de 1 Crónicas 28:10 para oficiar una prédica moderna: "Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y hazla". La elección de Dios y la colaboración de las personas ocupan aquí el lugar central. Ambos puntos centrales fueron relacionados por el Apóstol Mayor de la siguiente manera: Dios nos eligió para ser renacidos de agua y Espíritu. "Esta elección no se basa en nuestros méritos ni en nuestras capacidades". Tampoco se la puede explicar con el entendimiento, pero debe hacernos decidir a obedecer al llamado divino de participar en la edificación de su templo.

Fundamentos para la edificación del templo

El máximo dirigente de la Iglesia refirió el hecho histórico de la edificación del templo de Jerusalén a los creyentes y la Iglesia de hoy. Dios espera de nosotros, así su enfoque,

  • que seamos un templo de Dios. En nosotros debe desarrollarse la vida divina.
  • que nos unamos con aquellos que adoran y alaban a Dios.
  • que nos preparemos para el retorno del Señor y nos apoyemos unos a otros.
  • que anunciemos el Evangelio para conducir más almas al Señor y al apostolado.
  • que traigamos nuestra contribución material y financiera a la Iglesia.

Apropiarse de las fuerzas del Espíritu Santo

A través del Espíritu Santo, Dios nos concede las fuerzas para colaborar en este programa de construcción. Está dirigido a nosotros el encargo de apropiarnos de esas fuerzas. Y el principal dirigente de la Iglesia también revela cómo se puede hacer:

  • Oír la prédica y participar del festejo de la Santa Cena.
  • Meditar sobre la palabra recibida y dejar obrar la Santa Cena. Hizo alusión aquí a la traducción literal de Juan 6:53, donde dice que debemos "masticar la carne" de Jesucristo. "Esto deja claro que debemos ser completamente conscientes de la importancia del Sacramento de la Santa Cena".
  • Formular en palabras nuestras oraciones. "Una oración inspirada por el Espíritu será respondida pues es acorde con la voluntad de Jesús. Esta experiencia fortalecerá nuestra fe". Las repercusiones

Así fortalecido, se puede edificar el templo:

  • La edificación de nuestro "templo personal" debe conducir a un desarrollo espiritual. "¿Estamos tratando de cambiar?".
  • En lugar de hablar sobre el bien que hemos hecho o sobre el mal que hacen los demás, "destaquemos el amor de Dios a nosotros y por todos los pecadores".
  • El propósito primario de la Iglesia consiste en dispensar salvación. La comunidad se reúne para recibir salvación. "¡Otros aspectos de la vida de la comunidad, como problemas con el edificio, la música o diferentes actividades no pueden volverse más importantes que el retorno del Señor!". Nuestra misión no consiste en cambiar a los demás hermanos y hermanas en la fe, sino en apoyarlos, alentarlos y amarlos, así como son.
  • "Confesemos nuestra fe en palabras y obras. La opinión de nuestros contemporáneos sobre la Iglesia Nueva Apostólica se basa principalmente en la conducta de sus miembros, más que en su doctrina. ¿Qué imagen de nuestra Iglesia dejamos en nuestro entorno?".
  • Nuestra contribución es imprescindible para que la Iglesia pueda funcionar. "El uso de los recursos que Dios pone a nuestra disposición, testifica de la importancia que le asignamos a nuestra salvación y a la de los demás".

Edificando en sí mismo y colaborando activamente en la salvación del prójimo, así se edifica el templo de Dios.

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