“Odette” deja profundas cicatrices

No hay ningún otro país tan amenazado por las catástrofes naturales como Filipinas. “De hecho, hemos sido muy afectados en el último año”, afirma el último informe anual de la organización de ayuda “NACSEARelief”.

Filipinas ocupa el primer puesto del Índice Mundial de Riesgos. El país, con sus 7.000 islas, se encuentra en una zona sísmicamente activa y tiene 36.000 kilómetros de costa. Así resumía la situación el Informe Mundial de Riesgos. Inundaciones, huracanes, olas de calor, corrimientos de tierras, terremotos y erupciones volcánicas se repiten una y otra vez.

Lo que esto significa para la vida de las personas puede verse, por ejemplo, en el informe anual 2022 de la fundación “NACSEARelief”. La iniciativa de la Iglesia Nueva Apostólica Asia del Sudeste se ve a sí misma como patrocinadora socialmente responsable de sus actividades benéficas en Filipinas.

Los colaboradores trabajan codo con codo

“El tifón Odette golpeó poco antes de la Navidad de 2021”, explica el presidente de NACSEARelief, Urs Hebeisen, en el prólogo del informe anual. “Y como resultado, estuvimos ocupados durante la mayor parte de 2022 con el mayor proyecto de ayuda desde el huracán Yolanda en 2013”.

No es de extrañar, entonces, que alrededor del 65% del presupuesto se destinara el año pasado a ayuda en catástrofes. Esto fue posible gracias al apoyo financiero de Europa: “Las grandes organizaciones de ayuda nuevoapostólicas NAK-karitativ y human aktiv de Alemania, así como NAK-Humanitas de Suiza, unieron sus fuerzas y apoyaron nuestro trabajo”, informa el Apóstol de Distrito en descanso.

Una sonrisa vía Messenger

“Esto es una sonrisa por la bendición inesperada”. La gente respondió con mensajes como éste a las distribuciones de alimentos que dieron comienzo a la ayuda de emergencia en diciembre y enero.

Las entregas de materiales para reconstruir los refugios comenzaron ya en enero. Empezaron por las diminutas islas de Surigao, en el sur, seguidas de lugares en las islas algo más grandes de Cebú, Negros y Bohol, en el centro. Y en junio, los colaboradores humanitarios habían llegado hasta Palawan, en el extremo occidental.

Cada gota cuenta

Una vez asegurados la supervivencia y el refugio, se pudo abordar la subsistencia para que las personas pudieran volver a valerse por sí mismas económicamente. Los pescadores recibieron ayuda para reparar sus barcos. Y los agricultores recibieron semillas de calabazas, porotos, berenjenas y pimientos, por ejemplo.

Y luego, en noviembre de 2022, la tormenta tropical Paeng azotó más de una docena de regiones de Filipinas. De nuevo, se enviaron paquetes de alimentos a zonas remotas. “Dada la magnitud del desastre, apenas fue una gota en el océano”, reconoce el informe anual. “Pero para estas familias marcó la diferencia”.

Inversión en el futuro

Mientras tanto, la situación ha mejorado para los estudiantes del programa de becas de NACSEARelief, que representa más de una quinta parte del presupuesto total. Los becarios han sobrevivido a los cierres de escuelas relacionados con el COVID. Y once de ellos han podido recibirse en el semestre 2021/22.

En el nuevo curso escolar, el programa ya cuenta con 97 becarios. El aumento se debe en gran parte a la “Fundación Unfried” de Alemania que se ha agregado como nuevo socio. La institución administra el legado de un matrimonio de Stuttgart que quiso utilizar su fortuna para mejorar las oportunidades educativas de niños y jóvenes necesitados.

El apoyo siempre es bienvenido

El programa comunitario de NACSEARelief también se centra en la educación y representa aproximadamente una octava parte de sus gastos. Esto incluye la construcción de un centro con dos aulas, una sala de profesores e instalaciones sanitarias. Está situado en Compostela, en Mindanao, la segunda isla más grande de Filipinas.

Lo que el presidente Hebeisen escribe en el prólogo también se aplica aquí: “Apreciamos enormemente a los donantes institucionales, porque sin ellos no podríamos llevar a cabo grandes operaciones de ayuda”. Pero “también aceptamos con gratitud las pequeñas donaciones en forma de dinero, contribuciones en especie o trabajo voluntario”. Porque “importan mucho y marcan la diferencia para muchas personas o incluso familias”.

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