Pentecostés, el cumpleaños de la Iglesia de Cristo
Pentecostés ocupa una posición especial en el orden de las festividades religiosas: ¿Por qué también se llama a la fiesta del derramamiento del Espíritu Santo, el cumpleaños de la Iglesia? La segunda parte de nuestras consideraciones.
Ya en la época de Jesús, Pentecostés se conocía como una forma de la fiesta de agradecimiento por la cosecha. De esto se ocupó la primera parte de la secuencia de ambos artículos. Dicha festividad estaba establecida en el desarrollo del calendario y se le daba una gran importancia. Pero después de la Ascensión de Jesucristo, Dios asignó a este día una referencia completamente diferente: tuvo lugar en él el derramamiento del Espíritu Santo. Lo informa el segundo capítulo de los Hechos de los Apóstoles.
Jesús es el centro de la prédica de Pentecostés
Pedro, el Apóstol del Señor, realiza inmediatamente después una prédica poderosa. Alude a la predicción del profeta Joel, según la cual Dios derramaría su Espíritu y que esa promesa se había cumplido en el milagro que acababa de suceder, ante los ojos de todos. Pedro sigue dando testimonio de que Jesucristo es el Mesías prometido por Dios, al que el rey David ha señalado en sus salmos. Cita los versículos 8 a 11 de Salmos 16 como indicación a la resurrección de Jesús, el primer versículo de Salmos 110 lo explica como un anuncio a la ascensión de Cristo.
De esa manera, Jesucristo, que había sido entregado por los israelitas y crucificado por los gentiles, estaba en el centro de la primera prédica apostólica que ha sido transmitida: «A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís«.
Esas palabras llegaron al corazón de los oyentes. Preguntaron a los Apóstoles, ¿qué debían hacer? Pedro respondió como vocal del Señor: «Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo«. 3.000personas se dejaron bautizar y fueron agregadas a la comunidad. Pentecostés es un ejemplo del poder penetrante que tiene la prédica impulsada por el Espíritu Santo.
Pentecostés, su significado para nosotros
Celebramos la fiesta de Pentecostés en conmemoración del día en el que el Espíritu Santo fue derramado por Dios sobre los creyentes. También nosotros hablamos de Pentecostés como el «cumpleaños de la Iglesia de Cristo». Es una fiesta de alegría porque el Espíritu Santo también hoy le da su impronta a la Iglesia de Cristo.
En el Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica dice: «En Pentecostés conmemoramos el día en que fue derramado el Espíritu Santo; hablamos de Pentecostés como el «día de la revelación del Espíritu Santo» y también como el «cumpleaños de la Iglesia de Cristo». El envío del Espíritu Santo —cincuenta días después de la resurrección de Jesús— había sido prometido por el Hijo de Dios a los Apóstoles en sus palabras de despedida. Un grupo de hombres y mujeres creyentes estaba en contacto con los Apóstoles en Jerusalén. El milagro de Pentecostés, el derramamiento del Espíritu Santo, nos fue transmitido en Hechos 2:1 ss. Los Apóstoles y los creyentes reunidos con ellos fueron llenos de Espíritu Santo.
Después del derramamiento del Espíritu Santo, el Apóstol Pedro, la «roca» determinada por Jesucristo, realizó una prédica que giró en torno al Cristo crucificado, resucitado y que había ascendido al cielo. Unas 3.000 personas se sumaron entonces a la comunidad. Así, Pentecostés también es un modelo de la prédica impulsada por la potencia del Espíritu y del crecimiento de la comunidad por la actividad de los Apóstoles. Además, Pentecostés es una fiesta de alegría, porque el Espíritu Santo está presente y activo en la Iglesia». (Catecismo INA 12.5.6)