Casi hubiese pasado: por un rato la transmisión mundial del Servicio Divino de Pentecostés desde Lusaka efectivamente estuvo en peligro. Pues en el viaje de ida primero se perdió y luego se rompió un aparato importante del vehículo de transmisiones.
El equipo de emisiones informa sobre un «pequeño percance» en un e-mail dirigido al Apóstol de Distrito anfitrión, Charles Ndandula: «Tuvimos que pasar por una situación…». ¿Qué había pasado? En el camino desde Sudáfrica, donde está radicada la empresa de televisión, se separó en la frontera con Zimbabwe un acoplado del vehículo de transmisiones y fue a parar al monte.
Este acoplado se las traía: se trataba de un agregado diesel de 40 kilovoltios-amperes de potencia. No sólo debía proveer de electricidad a la central de comandos móvil. También dependía de él el uplink que llevaba la señal por satélite a la central de emisiones ubicada en la Editorial Bischoff en Alemania, donde se debía distribuir por medio de once satélites a todo el mundo.
Un breve examen después del accidente demostró que el generador estaba dañado. «No podremos usar el aparato como fuente central de electricidad», seguía diciendo el e-mail. Así comenzó para la administración de la Iglesia en Zambia un intenso ajetreo. Y efectivamente lograron en corto tiempo alquilar un aparato de reemplazo.
«Los generadores de electricidad forman parte en África del equipamiento estándar», explica Erich Senn, quien como director de la central internacional de la Iglesia estaba apoyando la organización localmente. Por un lado, tales generadores deben ponerse en funcionamiento frecuentemente cuando se corta la electricidad de la red pública. Y por otro lado, estos agregados diesel realizaron en algunas regiones la provisión básica de electricidad.
De esa manera, ya no hubo nada obstaculizando la transmisión mundial del Servicio Divino de Pentecostés: «El aparato de reemplazo llegó y funcionó», informa Roland Schmitt, quien coordinó localmente el trabajo en conjunto de la Editorial Bischoff con el equipo de emisiones sudafricano. Las imágenes de ocho cámaras y el sonido de 15 micrófonos convergieron en el vehículo de transmisiones y fueron emitidos a través de casi una docena de satélites a cinco continentes.