Unidad, esto es, indudablemente, mucho más que la ausencia de conflictos. Pero, ¿qué es necesario para llegar a ello?: la Trinidad de Dios como ejemplo absoluto para un plan de cuatro puntos: el indicador de un Servicio Divino del Apóstol Mayor.
Era una comunidad internacional, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider oficiaba en Singapur: “Con tantos hijos de Dios de tantos países y regiones diferentes, no pude resistirme a predicar sobre el tema de la unidad”, decía. Por lo tanto eligió el texto bíblico de Juan 17:21,22: “…para que todos sean; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.”
La Trinidad como ejemplo
Como ejemplo absoluto, el Apóstol Mayor mencionó la Trinidad de Dios como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo. Son tres personas distintas, pero conforman una unidad. Están totalmente de acuerdo. Y justamente así también debemos ser nosotros.”
¿Qué significa, cuando el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son una unidad?”, preguntó y mencionó cuatro puntos como respuesta:
- Quieren lo mismo.
- Comparten todo.
- No hablan mucho de sí mismos, sino dan testimonio sobre el otro.
- Se dedican juntos a lograr la misma meta.
Causa: La separación de Dios
“Nuestro entendimiento sobre la unidad es muy limitado”, llevaba el Apóstol Mayor nuestra mirada hacia los hombres: “Si no existen conflictos o discrepancias y nos aceptamos el uno al otro, ya tomamos esto como ser uno. Pero en esto, el Señor es mucho más ambicioso. Él quiere que seamos uno como es uno Él y el Padre. Y con Cristo Jesús esto es posible.”
“Observemos un vez las causas para la falta de unidad”, continuó diciendo: “Adán y Eva tenían una comunión perfecta con Dios. Y después cayeron en el pecado y vivieron la separación de Dios; esto continuó con los hijos, hubo conflictos entre ellos. Desde aquel momento el hombre trata, sin éxito, de lograr la unidad y la unanimidad.”
Fundamento: unidad a través de Dios
El hombre únicamente puede lograr la unidad por medio de Dios.” Para ello Jesús dio el primer paso. “Se hizo hombre, para poder compartir el ser humano y así poder sentir y sufrir con nosotros. Realizó el sacrificio y nos regaló su vida. Por el Bautismo con agua y Espíritu, Dios habita en nosotros. Nos regala la Santa Cena para que la vida divina pueda evolucionar en nosotros.”
“Este es el primer paso: Dios en el hombre”, señala el Apóstol Mayor: “Lo demás es tarea nuestra. Queremos llegar a ser uno con Jesucristo.” Para lograrlo, hay que atenerse al ejemplo de la Trinidad. Por lo tanto, ser uno con Cristo significa:
- Que queramos lo mismo que Él: “Quiere que logremos la comunión eterna junto a Él.”
- Que compartamos todo con Él: “Que sus pensamientos sean nuestros pensamientos, sus sentimientos nuestros sentimientos. Sus amigos sean nuestros amigos. Su enemigo sea nuestro enemigo.”
- Que demos testimonio de Cristo Jesús. “Cuando somos uno con Él, ya no hablamos tanto de nuestras cosas, sino hablamos de lo que Él hizo, de su amor y de su sacrificio.”
- Que nos esforcemos para que logre su propósito: “Queremos trabajar todos juntos con Él en su Obra.”
“Nos necesitamos los unos a los otros”
Unidad no significa que tenemos que ser todos iguales. No tenemos que renunciar a nuestra personalidad, como tampoco a nuestra tradición o cultura”, remarcó el Apóstol Mayor Schneider: “Somos distintos, pero todos tenemos una voluntad. Y el que decide es Jesucristo. Nosotros nos atenemos a su voluntad.”
“Yo creo que muchos problemas se solucionarían, si cada uno sería consciente de su proceder: esto es, glorificar el nombre de Dios, en lugar de imponer siempre sus ideas, pensamientos y acciones”, exhortó: “Dios quiere que todos juntos nos ocupemos de esto y tomemos la delantera con el buen ejemplo, para que así la tarea de la Iglesia se cumpla: anunciar el Evangelio a todos y promover el acceso a la salvación por Cristo. Nos necesitamos el uno al otro para poder cumplir esta misión.”