¿Aun deja espacio la «sociedad del placer» a la «alegría en Cristo»? ¿Qué se puede hacer por ello? A estas preguntas se refiere el Apóstol de Distrito Wilfried Klingler (Alemania Central) en su colaboración sobre el lema del año 2015.
La alegría parece estar a disposición del mundo moderno en todo momento. Casi las 24 horas de cada día del año poco a poco fue surgiendo la «sociedad del placer».
También para los cristianos existe el peligro de ser arrastrados por ese remolino y ya no poder encontrar espacio para la «alegría en Cristo». La alegría, o su sinónimo el gozo, es una virtud cristiana y está mencionada en la epístola a los Gálatas después del amor como el segundo fruto del Espíritu. Depende menos de condiciones externas que de la actitud interior del creyente y su vinculación con Dios.
En el «Yo soy» de las palabras de despedida de Jesús, Él se refiere a la imagen básica de la viña. Su vinculación con el Padre debe ser un ejemplo para sus discípulos y la describe como una vinculación del amor. Cristo finaliza estos pensamientos con la hermosa indicación: «Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido».
Cultivemos nuestra vinculación con el Señor y agradezcamos por poder estar involucrados personalmente en los acontecimientos de la salvación. ¡Entonces sentiremos alegría!
¿Quizás la alegría en Cristo todavía pueda multiplicarse en algunos?