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Libertad a través de la verdad, el sacrificio y el Espíritu

agosto 19, 2015

Author: Oliver Rütten

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Encontrar la libertad personal en Jesús. ¿Se opone esto en el año 2015 a las leyes de una sociedad moderna? Indicaciones del Apóstol Mayor Schneider sobre la verdadera libertad y la dicha permanente.

En la Sala Filarmónica Báltica de Danzig (Polonia) fue celebrado el domingo 2 de agosto de 2015 un Servicio Divino conducido por el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. Participaron del mismo 500 hermanos y hermanas de Polonia y de la vecina Bielorrusia. Quienes acompañaron al director internacional de la Iglesia fueron el Apóstol de Distrito Wilfried Klingler y los Apóstoles Gerald Bimberg, Jens Korbien y Rolf Wosnitzka, todos de Alemania Central, los Apóstoles Sergey Bastrikov y Pavel Gamov de Rusia y el Apóstol de Distrito Bernd Koberstein de Hesse, Alemania. El Apóstol Mayor Schneider basó la prédica en la palabra de Gálatas 5:1: «Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud».

Libertad a través de su verdad

«Cristo nos ha hecho libres. Por su palabra, la palabra de verdad, nos liberó del pecado», explicó el principal dirigente de la Iglesia al comienzo del Servicio Divino. Adán y Eva fueron víctimas del pecado. La serpiente se acercó a ellos y dijo que no necesitaban a Dios, que también podrían sin Dios y es más, que incluso podrían ser iguales a Él. Y entonces Adán y Eva cayeron. «Posteriormente se dieron cuenta de que eso era una gran mentira».

«También hoy el ‘padre de mentira‘ nos quiere hacer creer que no necesitamos a Dios para ser felices», mencionó el Apóstol Mayor Schneider. Pero la dicha que él ofrece es efímera, superficial e inestable. «Depende totalmente de las situaciones y las circunstancias; hoy es así y mañana es diferente», señaló el Apóstol Mayor. En verdad, el hombre sin Cristo es pobre, desventurado y miserable. «Nosotros queremos una dicha eterna, que permanece para siempre y cala a lo hondo. Por eso quedamos firmes en la palabra de Dios».

Libertad a través de su sacrificio

«Como los primeros seres humanos fueron víctimas del pecado, se convirtieron en esclavos del pecado. Desde entonces los seres humanos viven en la esclavitud del pecado. No son libres. Están sujetos. Ya no se pueden acercar a Dios». A través de su sacrificio, Jesucristo liberó de esa esclavitud. «El creyente, que cree en Jesucristo, es redimido por el Bautismo de este pecado original, de esta esclavitud».

El Apóstol Mayor habló abiertamente sobre su preocupación: «A veces temo que nos acostumbremos a nuestros pecados. Nos conformamos con nuestras debilidades: Sí, está bien, yo soy así. Sí, está bien, tan grave no es. Fíjate, sé realista, mira a los demás, todos lo hacen». Y aquí comienza el peligro.

A veces incluso es aún peor: uno hasta siente placer por el pecado y ama al pecado. «Alguno ahora quizás piense: Pero sí, placeres de la carne y cosas así, sí, sí … No, yo pienso ahora en algo completamente diferente. Más de uno se alegra y está orgulloso por su éxito y se olvida por completo que tuvo que mentir para alcanzarlo. Tuvo que ser deshonesto, tuvo que transgredir la ley del amor». Cuando alguien para ser exitoso ha transitado el camino del pecado –tratando a otra persona sin amor o sin piedad– entonces se siente placer por el pecado, ya no se lucha activamente en contra del pecado.

«Amados hermanos y hermanas, para quedar totalmente libres del pecado, podemos contar con la ayuda y la victoria de Jesucristo. Pero debemos quedar firmemente resueltos a renunciar al pecado; evitémoslo», fue la apelación del conductor de la Iglesia a la comunidad.

Libertad a través de su Espíritu

«Jesucristo nos quiere guiar a la libertad de Dios para que podamos ser libres como Dios», explica el Apóstol Mayor Schneider. La personalidad divina se debe desarrollar totalmente en nosotros. Pero, ¿en qué consiste esta libertad de Dios? El Apóstol Mayor da tres respuestas:

  • Dios es libre, no está sujeto a los límites del tiempo. Los hombres dependen del tiempo, no se pueden liberar de su poder. El Espíritu Santo posibilita resistir a lo prolongado de la espera: «El que se deja guiar por el Espíritu de Dios, está absolutamente seguro de que el Señor viene. ¡Y basta! Esto es tan seguro como si ya hubiese tenido lugar».
  • Dios es libre, no hay límites para el cumplimiento de su voluntad. Los hombres todavía siguen topándose con sus propios límites: no siempre hacen todo el bien que quieren hacer. Pero si se atienen firmemente al Señor, Él les puede conceder la victoria sobre el mal. «Esta es la libertad a la que quiere guiarnos el Espíritu: Hago lo que quiero porque quiero lo que el Padre hace».
  • Dios es libre, tiene misericordia del que Él tiene misericordia. El Espíritu Santo enseña a mirar más allá de las apariencias y a liberarse de los prejuicios. «De esa manera, el Espíritu de Dios nos quiere llevar a no ser ya tan sensibles para reaccionar a las apariencias, las opiniones y los prejuicios, sino a ver más y más al prójimo así como lo ve Dios y así como lo ama Dios».

Resumiendo: Jesús hace libres por su verdad a aquellos que guardan su palabra. Jesús hace libres por su sacrificio a aquellos que renuncian al mal. Y Jesús hace libres por su Espíritu a aquellos que se dejan guiar por el mismo.

En el sitio web de la Iglesia regional Alemania Central también podrá leer un informe sobre el concierto del sábado anterior.

agosto 19, 2015

Author: Oliver Rütten

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