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Vida nuevoapostólica en Puerto Moresby: en un mar de islas

agosto 20, 2015

Autor: Peter Johanning

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¿Cómo emprenden su fe los miembros de la comunidad nuevoapostolica en otros continentes, en entornos exóticos? De otra forma que nosotros, seguramente. nac.today mira hoy hacia bien abajo, a un mundo en el que muchas cosas son distintas:

Oceanía – Papúa Nueva Guinea – Puerto Moresby

Papúa Nueva Guinea pertenece al continente australiano. 460.000 kilómetros cuadrados en un mundo de islas: la parte oriental de la isla de Nueva Guinea y varios cientos de islas en el Mar de Bismarck y en el norte del Mar de Salomón. Allí la gente habla hiri motu o tok pisin – una de las numerosas lenguas pidgin en esta parte del mundo. «Independen Stet bilong Papua Niugini» se llama su país en pidgin. Esas lenguas comunes de comunicación se necesitan para entenderse entre sí cuando conviven tantos grupos poblacionales. Sólo dentro de los papúas –el grupo más grande de pobladores de las islas del archipiélago– hay 1.000 diferentes grupos poblacionales. Tienen sus propias lenguas, culturas, leyes, normas y religiones. Están además los melanesios, los micronesios, los polinesios, los chinos y los europeos. Aquí se hablan 830 lenguas y dialectos diferentes, el 15 por ciento de todas las lenguas vivas del mundo.

También las religiones son muy variadas: numerosas denominaciones cristianas, baha’is, animistas, budistas, musulmanes están aquí en casa.
Puerto Moresby, la capital del archipiélago, tiene unos 300.000 habitantes sin contar los barrios marginales adyacentes a la ciudad. Se extiende por 240 kilómetros cuadrados directamente en la línea costera sudoriental de la isla principal de Nueva Guinea, a sólo 35 metros sobre el nivel del mar. El porcentaje de humedad del aire es del 80 por ciento y durante todo el año la temperatura es de alrededor de 30 grados Celsius. Hay que ser muy sano para vivir aquí. Esto también hace referencia a la calidad de vida. Según una estadística de la Economist Intelligence Unit del año 2012 sobre calidad de vida, entre las 140 ciudades analizadas Puerto Moresby está ubicada en el anteúltimo lugar, antes de la última que es Dhaka. Muchas guerras entre bandas, corrupción y crimen organizado están en pugna aquí.

Las comunidades en contraste

¿Y la Iglesia Nueva Apostólica? ¿Cómo le va en la capital? Muy bien, dice el Apóstol de Distrito Andrew Andersen de Australia, competente allí. La comunidad de la capital tiene cerca de 300 miembros. Pero en realidad son dos comunidades: una comunidad directamente en la ciudad, llamada Rainbow, y otra en las afueras de la ciudad, Hanuabada. Esta última está constituida ante todo por pobladores indígenas de ese barrio, Rainbow es más internacional. La comunidad de Rainbow tiene un edificio fijo, Hanuabada no. La cantidad de asistentes espirituales también es agradable: un Primer Pastor, dos Evangelistas de Comunidad, seis Pastores y cinco Diáconos.

Papúa Nueva Guinea, dice el Apóstol de Distrito, es un país principalmente cristiano. La Iglesia Nueva Apostólica puede trabajar libremente. Por muchos cientos de años llegaron misioneros a las islas, trajeron su cultura y su formación, y una profunda comprensión de Dios. Además, Papúa Nueva Guinea es miembro del Commonwealth, por lo tanto está habituada a un cierto estilo de vida occidental, dice el Apóstol de Distrito. Recién en 1975 el estado insular logró su independencia. El reconocimiento legal como Iglesia fue obtenido por la Iglesia Nueva Apostólica poco después, en 1980. Después de unos buenos años en los comienzos, pudo ser construida en 1992 la iglesia en Rainbow. Jim Eyerman, un entusiasta y alegre Evangelista de los EE.UU., trajo la doctrina nuevoapostólica difundiéndola entre la gente. Fue en 1977. También los siervos de Australia hicieron reiteradas visitas y hoy Papúa Nueva Guinea es administrada por la Iglesia regional Australia.

Vida en la comunidad en estado puro

En la comunidad Rainbow hay un coro. La participación de la juventud, con 30 jóvenes, es bastante grande. Hay 25 niños en la escuela dominical. Ambos grupos, los niños y los jóvenes, aman hacer música. Ejecutan el teclado acompañando al coro o al canto de la comunidad en los Servicios Divinos. Lo llaman la «prédica cantada».

El Apóstol de Distrito Andersen desea que haya una orquesta en un futuro cercano. «Creemos que la música une a las personas. Toda persona quiere a la música que proviene del corazón. Conmueve al corazón y a los sentimientos».

agosto 20, 2015

Autor: Peter Johanning

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