Los cristianos nuevoapostólicos creen que Jesucristo vendrá otra vez como el Novio y en el día del Señor llevará consigo a su comunidad nupcial. ¿Pero quién forma parte de ella? ¿Quién será aceptado por Él? ¿Qué sucederá?
Bandundu Ville es una pequeña ciudad con 100.000 habitantes, ubicada a unos 400 kilómetros de Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo. Hacia allí viajó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider a mediados del año y el 17 de julio de 2015 ofició un Servicio Divino. En él predicó sobre una parábola muy ilustrativa del Señor.
El texto de Lucas dice: «Os digo que aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada. Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado» (Lucas 17:34-36).
Un día totalmente normal
Una constatación de mucho peso. Pero primero el Apóstol Mayor establece cómo hay que considerar este texto. Se trata de las circunstancias que reinarán cuando el Señor venga otra vez, explicó. Jesús explicó con otras palabras, qué normal será la situación en su retorno, tan usual como siempre. Ninguna señal fuera de lo común, no pasará nada extraordinario, sino que será un día como cualquier otro. «A veces», dijo el director de la Iglesia, «la gente cree que tendrán que pasar cosas terribles, extraordinarias, de manera que todos, por miedo, vayan corriendo a la Iglesia para que el Señor pueda volver a venir».
Pero es completamente diferente: prepararse para el retorno del Señor Jesús, en un entorno totalmente normal, esta es la divisa de los cristianos creyentes. Y por eso, expresó el Apóstol Mayor, se va a la Iglesia: «Vamos a la Iglesia para prepararnos para el retorno de Cristo. Vamos a la Iglesia para recibir fuerzas y quedar fieles a Dios a pesar de las enfermedades, la desdicha y el dolor. Esto es lo que quiere explicar el Señor con este ejemplo».
En el Servicio Divino enumeró varias enseñanzas que se pueden sacar de esta parábola, por ejemplo: Como personas deberíamos asumir las responsabilidades de nuestra vida cotidiana. «Debemos ocupar nuestro lugar en la sociedad y como todos los demás colaborar en el bienestar general». Cristo nos dice que somos parte de la sociedad, pues: «Aquel que será tomado en el día del Señor y el otro están en una cama, están en el campo, están en el molino, viven juntos, comparten responsabilidades». Y el Señor decidirá a quién acepta y a quién no.
Cuenta la posición del corazón
El pertenecer a la Iglesia, el renacimiento de agua y Espíritu, el festejo de la Santa Cena solos no alcanzan. El Apóstol Mayor Schneider explicó que se trata de un significado más profundo: el Señor juzgará la posición del corazón. «Pero yo soy apostólico, mi abuelo ya lo era, somos fieles desde hace mucho, traemos nuestra ofrenda, concurrimos al Servicio Divino, cantamos en el coro. Y un Pastor quizás diga: ¡Yo soy Pastor desde hace 20 años!» y paulatinamente surge el pensamiento: «En realidad, es normal que el Señor me lleve con Él, si yo soy fiel». Claramente el Apóstol Mayor se refirió a que una fe por tradición no alcanza. En su lugar se sabe con claridad que nadie es digno por sí mismo para entrar en el reino de Dios. Nadie se puede ganar la salvación.
Todos necesitan la gracia
Al final del Servicio Divino el Apóstol Mayor sacó la conclusión: «El Señor juzgará nuestra humildad. Él no aceptará a los que creen que se ganaron la salvación. Aceptará a los que son humildes y dicen: «¡Señor, concédeme gracia!». El Señor desechará a los que no tienen suficiente temor de Dios. Aceptará a los que ponen a Dios verdaderamente en el primer plano. El Señor no aceptará a los que se conforman con quedar apostólicos. Él llevará consigo a los que verdaderamente cambiaron e hicieron obras de la fe. Él desecha a los que lo sirven porque esperan algo de Él. Acepta a los que hacen todo por amor a Él. El Señor aceptará a los que aman realmente a su prójimo y hacen algo por él. ¡Esta es la doctrina de Jesucristo!».
Y para terminar aún otra enseñanza de la parábola, mencionó el Apóstol Mayor. No hay que esperar a que la situación cambie: «El que está en la cama, no necesita esperar a que se pueda volver a levantar para trabajar en el campo o en el molino. El Señor quiere que estemos preparados en la situación en la que hoy vivimos. Seamos jóvenes o viejos, ricos o pobres, enfermos o sanos, solos o parte de una familia: hoy debes quedar fiel, ser humilde, tener temor de Dios, convertirte en una nueva criatura en Cristo, crecer en el amor a Dios y al prójimo. Hoy, en nuestra situación actual debemos prepararnos para el retorno del Señor».