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Estrechó el vínculo de la fe en torno al orbe

octubre 19, 2015

Author: Andreas Rother

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En la biblioteca de la literatura nuevoapostólica ocupan su lugar los extensos informes de viajes de los Apóstoles Mayores. Bien adelante están los de los años 1975 a 1978. Es el tiempo del Apóstol Mayor Ernst Streckeisen. Hoy hubiese cumplido 110 años.

Irradiación: el que alguna vez se haya encontrado personalmente con el Apóstol Mayor Streckeisen, seguramente se habrá sentido atraído de inmediato por su irradiación llena de amor. Humilde, sensato, de corazón puro, así lo caracterizó el Apóstol Mayor Wilhelm Leber en un Servicio Divino conmemorativo hoy hace diez años.

Pobreza y desempleo

Ernst Streckeisen nació el 19 de octubre de 1905 en San Gall/Suiza. Su padre murió cuanto tenía tres años. Junto con su madre Albertine y su hermano menor Karl deben pasar por mucha pobreza. Después de sus estudios comerciales y su época como recluta, se abrió paso con empleos ocasionales hasta que finalmente encontró un puesto en la administración municipal.

Ernst Streckeisen y su familia conocieron la fe nuevoapostólica a través de una vecina. En agosto de 1910 vivieron su Santo Sellamiento. Su primer ministerio en la Iglesia lo recibió en diciembre de 1927, cuando fue ordenado como Subdiácono. Hasta junio de 1952 pasó por casi todos los niveles ministeriales hasta que finalmente fue consagrado como Apóstol en Fráncfort del Meno/Alemania.

Un hombre para casos especiales

El Apóstol Streckeisen es un varón de Dios para casos especiales: cuando fallece repentinamente el Apóstol de Distrito Ernst Eschmann, se hace cargo de la conducción del distrito de Apóstol Suiza. Cuando muere en un accidente de tránsito el Apóstol de Distrito Arno Abicht, se ocupa de los hermanos y hermanas en Sudamérica. Y cuando pasan a descanso por la edad los Apóstoles de Distrito Georg Schall y Gotthilf Volz, atiende adicionalmente el distrito de Apóstol Wurtemberg.

Ernst Streckeisen tiene 69 años, o sea una edad en la que otros hace tiempo que están disfrutando su descanso, cuando todavía lo espera la tarea más grande. Walter Schmidt, de 83 años, lo nombra a comienzos de 1975 como su sucesor en el ministerio de Apóstol Mayor. Le con concedidos menos de cuatro años de servicio ministerial, en los que pone señales y marca pautas a seguir.

Motor de la internacionalización

Por cierto, el Apóstol Mayor Hermann Niehaus emprendió como la máxima autoridad de la Iglesia Nueva Apóstólica, el primer viaje a América y el Apóstol Mayor Schmidt el primer viaje a África. Pero la internacionalización se pone en curso realmente con el Apóstol Mayor Streckeisen.

Traslada la sede ministerial a Suiza. Esto le permite el acceso a muchos países que antes no podían ser visitados. Así pudo visitar por pirmera vez a los miembros de la Iglesia en la anterior República Democrática de Alemania, donde desde el fin de la guerra no se había podido vivir un Servicio Divino de Apóstol Mayor localmente.

En dos años y medio, Ernst Streckeisen visitó a los hermanos y hermanas en todos los continentes: de Australia y Asia (primavera y verano de 1976), pasando por Norteamérica (verano de 1977) hasta Sudamérica y Sudáfrica (primavera y otoño de 1978).

El Apóstol Mayor convoca en Kitchener (Canadá) no sólo la primera asamblea internacional de Apóstoles. También fundó la primera asociación mundial de la Iglesia Nueva Apostólica, el «Pacto Internacional de los Apóstoles».

Una despedida inesperada

«Seguid tan bien apostólicos …» – Con estas palabras se despidió el Apóstol Mayor Streckeisen en octubre de 1978 al partir a un viaje del que ya no regresará: el 8 de noviembre de 1978 fallece en Ciudad del Cabo como consecuencia de un ataque de apoplejía.

Su legado fue mencionado con toda claridad por el Apóstol Mayor Leber en el Servicio Divino conmemorativo del 100º aniversario de su nacimiento, citando el texto bíblico de Daniel 12:3: «Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad».

octubre 19, 2015

Author: Andreas Rother

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