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«La fe en Jesús da fuerzas para afrontar las preocupaciones cotidianas»

junio 25, 2016

Autor: Andreas Rother

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En la casa de Dios se reparte pan. No, no es la Santa Cena. Es la pobreza en grandes proporciones que se ocupa de generar escenas como la que vivieron los hermanos nuevoapostólicos en Moldavia. Este fin de semana el Apóstol Mayor visita uno de los países más pobres de Europa.

«Muchos besaron el pan y lloraron de alegría», informaba el Apóstol Semion Cazacu acerca de una acción caritativa del año 2004. En todas sus comunidades de Moldavia, la Iglesia Nueva Apostólica repartía pan después de los Servicios Divinos.

Casi diez años más tarde, la situación de vida de las personas no había cambiado demasiado. En julio de 2013 el Anciano de Distrito Kiril Popovici y la empleada de la administración Marina Luchian repartieron arroz, sémola, azúcar, fideos y aceite comestible a personas necesitadas del pueblo de Leova, a unos 100 kilómetros al sudoeste de la capital Chisináu.

Huyendo de la pobreza

«La población de Moldavia y por consiguiente, nuestros hermanos y hermanas de ese país deben pasar muchas penurias», describe el Apóstol de Distrito Markus Fehlbaum (Suiza) la situación reinante en el país ubicado más al este de su área de actividad. Con un ingreso per cápita de unos 185 dólares americanos por mes, el pequeño país de Moldavia ubicado entre Rumania y Ucrania es uno de los más pobres de Europa.

Un tercio de la población vive debajo del límite de pobreza. En la búsqueda de trabajo, muchos moldavos abandonan su patria para ganar dinero en el exterior. Ya han emigrado un millón de personas en edad laboral. Transfieren más dinero al país que el que generan las personas en casa.

Se quedan los más débiles

Se quedan los ancianos, los niños y los jóvenes. La mayor parte de ellos vive en aldeas donde falta toda infraestructura: las pocas calles que hay están plagadas de baches. En lugar de autos, transitan por ellas carros de madera tirados por bueyes o un caballo. La gente muchas veces vive en casas de lo más sencillas y en ruinas, sin provisión central de agua ni gas.

Los pobladores de las aldeas procuran ayudarse plantando verduras y maíz, pero cuando hay largos períodos de sequía que sólo posibilitan cosechas miserables, la gente no sabe cómo seguir. ¿Cómo alimentarse y cómo alimentar a los niños?

No sin consecuencias para las comunidades

«Las preocupaciones materiales llevan a miedos existenciales, las personas se vuelven melancólicas y pierden su alegría de vivir», informaba el Apóstol Cazacu en 2013 en la revista Nuestra Familia. «Entonces la visita del Apóstol Mayor es una fuerza divina que nos sacará de nuestro letargo».

Y nueva fuerza le viene muy bien allí a los hermanos y hermanas. Pues la necesidad también ejerce sus efectos en la vida de fe: de los más de 100 siervos que han sido ordenados, sólo aproximadamente la mitad puede ocuparse de las comunidades, los demás han emigrado a causa de la situación económica reinante. «Tenemos comunidades que muchas veces sólo están formadas por madres, abuelos y niños», menciona el Apóstol.

Con confianza hacia el futuro

Y no obstante: «A pesar de los efectos negativos de la emigración cobraremos nuevo coraje y mantendremos la confianza. Los hermanos, a pesar de todo, se reunirán y celebrarán horas de recogimiento juntos. Los siervos seguirán viajando para visitar a los hermanos y conducirán varios Servicios Divinos cada fin de semana».

Una parte de su confianza la obtiene el Apóstol Cazacu del apoyo que recibe de parte de otros hermanos en la fe. Pues son muchos los proyectos con los que se compromete NAK-Humanitas, la fundación caritativa de la Iglesia Nueva Apostólica Suiza, desde hace años en Moldavia. Y aquí ya no se trata de repartir alimentos, sino de la ayuda para la autoayuda.

A tal efecto, NAK-Humanitas tiene presentes ante todo a los más pobres de los pobres: a los niños y a las personas ancianas y enfermas, las minorías étnicas: la construcción de un centro de cuidados de día para niños en situaciones difíciles, la construcción de un servicio de atención para la tercera edad u ofrecimientos de formación para niños gitanos –esta es tan sólo una parte de los proyectos que apoya la obra caritativa o que lleva a cabo ella misma.

«Estamos agradecidos de que esto todavía es posible gracias a la fidelidad en la ofrenda de muchos hermanos y hermanas de Austria y de Suiza», acentúa el Apóstol Cazacu. Lo más importante para él es, de todos modos: «Nuestra fe en Jesús nos da tantas fuerzas para poder afrontar las preocupaciones cotidianas».

Datos básicos: Moldavia

La República de Moldavia está ubicada en el sudeste de Europa, entre Rumania y Ucrania. La anterior República Soviética declaró su independencia en 1991. En una superficie de casi 34.000 kilómetros cuadrados viven unos 3,1 millones de habitantes. El idioma oficial es el rumano, que hablan las dos terceras partes de los pobladores. En distintas regiones se hablan además el ruso, el ucraniano y el gagaúzo.

Alrededor del 95 % de la población pertenece a la Iglesia Ortodoxa Moldava o a la Iglesia Ortodoxa Rusa. La Iglesia Nueva Apostólica está activa en Moldavia desde 1991 y es reconocida oficialmente desde 1994. Actualmente hay allí 43 comunidades. El responsable local de la atención espiritual de los alrededor de 4.400 miembros de la Iglesia es hasta ahora el Apóstol Semion Cazacu.

junio 25, 2016

Autor: Andreas Rother

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