En foco 12/2016: Evaluar nuestro propio rendimiento
No nos echemos a correr nomás, sino que antes definamos las metas. No desperdiciemos las fuerzas, sino que usémoslas de la manera adecuada. Considerando la consigna del año 2016, el Apóstol de Distrito Michael Ehrich (Alemania del Sur) se refiere a previsiones que es indispensable adoptar.
Para vencer hay que tener primero una meta claramente definida. Un ejemplo del deporte: emprenderé una carrera de otra manera si está establecida en 100 metros que si es una carrera de 5.000 metros. Por ende, sirve de ayuda poder evaluar el rendimiento. Se utilizan para ello las unidades de entrenamiento. Aquí también se ven las partes débiles.
Nuestra meta es estar presentes en el retorno de Jesús. A tal efecto nos debe caracterizar cada vez más la naturaleza de Jesús. Al final todos necesitaremos de la gracia, pero lo que es seguro es que el Señor convalidará nuestros esfuerzos.
En los Servicios Divinos podemos reconocer nuestros puntos débiles bajo la palabra que nos es anunciada. Aquí también recibimos las fuerzas para abordarlos en forma concreta. El Señor además fortalece nuestra voluntad para vencer, ante todo lo que no responde a su sentir y su naturaleza.
En la vida cotidiana esto se debe llevar a la práctica en forma coherente, lo que cuesta esfuerzo. Hay victorias y más de una derrota, pero si con la ayuda del Señor «perseveramos» (Hechos 2:42), finalmente llegaremos con Cristo a la meta como vencedores.