Es cierto, el pueblo de Israel se mudó muchas veces con su casa de Dios. Pero esta era más bien una carpa o una tienda. ¿Y cómo se puede hacer con una construcción toda de piedra? Lo demostraron los hermanos y hermanas del Congo. Una historia de una obra de toda la comunidad.
«¿Qué hacer ahora?». Los siervos dirigentes y los profesionales están junto al Apóstol de Distrito Tshitshi Tshisekedi observando el problema y no saben qué hacer. La iglesia central de Kananga está muy deteriorada. La inundaciones lavaron una y otra vez el terreno y produjeron fisuras masivas en la mampostería.
Un problema de base…
Kananga es la capital de la provincia de Kasai Occidental en el sur de la República Democrática del Congo. Y la ciudad de 500.000 habitantes es un bastión nuevoapostólico en la región. Además de numerosas comunidades pequeñas, está allí esta iglesia central. Para su saneamiento falta dinero. Tanto más, cuando los profesionales no pueden garantizar que la erosión del suelo no vuelva a atacarla.
Habría una solución en el centro de la ciudad. Allí la Iglesia posee un terreno muy bien ubicado. Pero para una construcción nueva falta aún más el dinero. Este es el resultado de la visita in situ en Kananga en el mes de mayo de 2014. Pero algo tiene que pasar.
…y la solución de toda la comunidad
Entonces el Apóstol de Distrito tiene una idea. Los profesionales la consideran viable; la asamblea regional de Apóstoles está de acuerdo; pero la última palabra la tienen los miembros de la Iglesia: «Sí, con mucho gusto estamos dispuestos a arremangarnos y mudar a nuestra iglesia central». En esos términos fue la respuesta a la consulta de la Dirección de la Iglesia.
En diciembre de 2014 efectivamente comienzan: guiados por expertos desarman la vieja iglesia central. Jóvenes y viejos, hombres y mujeres, hermanos y siervos, miles colaboran activamente. Piedra tras piedra, viga tras viga transportan su casa de Dios por los ocho kilómetros hasta la nueva ubicación. Sin camiones, todo a pie, en la mano o sobre la cabeza.
Un retroceso sorpresivo…
Un mes y siete días, por lo tanto no del todo los 40 días bíblicos, duró la mudanza. Y naturalmente, mientras la van haciendo, cantan: «Es la mejor forma para motivarnos unos a otros», informa el Apóstol de Distrito Tshisekedi. Así, los cantos nuevoapostólicos resuenan por semanas en las calles de la ciudad. Tanto la población como también las autoridades reaccionan con asombro a cómo los «neos» ponen manos a la obra.
El proyecto sufre un retroceso a fines de enero de 2015: el nuevo terreno, aunque se sabía que no es llano, la pendiente es mayor que lo que se esperaba. Pero esto no puede detener la construcción de la Iglesia. Los hermanos y hermanas vuelven a trabajar con alegría acarreando toneladas de arena desde un pozo ubicado a seis kilómetros de distancia, con baldes, en las manos o sobre la cabeza.
…y el resultado digno de ser visto
En el lugar de la construcción, los miembros de la Iglesia, bajo la guía de trabajadores de la construcción profesionales, también abordaron el trabajo. De esa manera, hasta fines de octubre de 2015 surgió de los materiales de la vieja iglesia una nueva casa de Dios. Sin embargo, los profesionales y los materiales de construcción adicionales no son gratuitos. Pero, a fin de cuentas la obra colectiva ahorra exactamente la mitad de los costos.
«El resultado es digno de ser visto», informa el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. Él estuvo recientemente, el 17 de julio de 2016, de visita en la nueva iglesia central de Kananga. 19.000 participantes tuvo el Servicio Divino en el edificio y en el terreno que lo rodea. «Fue impresionante». Al comienzo del Servicio Divino, el Apóstol Mayor agradeció a los hermanos por su trabajo y el testimonio de fe que transmitieron haciéndolo.