Facebook, Twitter, Instagram: así cada uno muestra hoy lo que es importante para él. En realidad, esto no es tan nuevo, pues cómo funciona esto con la vida de fe, ya se encuentra en los salmos y los profetas. Una guía tomada de un Servicio Divino del Apóstol Mayor.
El distrito Palatinado del Rin (Alemania) fue gratamente sorprendido el 30 de octubre de 2016. En lugar del Apóstol de Distrito Bernd Koberstein, cuya visita se había anunciado, llegó al altar al comienzo del Servicio Divino el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. La base de su prédica la constituyó Salmos 34:3: «En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán».
Mostrar lo que es importante para nosotros
«Cuando uno se gloría o se vanagloria, es tomado fácilmente como un exhibicionista y eso no es visto con buenos ojos». Pero aquí se trata de otra forma de gloriarse: «Uno quiere mostrar de sí lo que a uno le resulta especialmente importante». Esto es habitual en la vida cotidiana, dijo mencionando como ejemplo las redes sociales de Internet.
«Para nosotros Dios es lo más importante. Eso se tiene que ver en nosotros», expresó el Director de la Iglesia aludiendo a una palabra del profeta: «Dios ya dijo hace mucho a través de Jeremías: ‘Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme'» (Jeremías 9:24).
Cómo conocemos a Dios
«¿Qué sabemos de Dios?». Y: «¿Cómo reaccionamos a ello?». Así fue la doble pregunta a la que hubo una quíntuple respuesta:
- Dios es el Clemente: «El nos escogió por gracia. No por nuestros méritos, por nuestras cualidades. Somos humildes y agradecidos; humildes ante Dios y los hombres, sabiendo que no somos mejores».
- Dios es el Miseridordioso: «Él es el Padre, que siempre acude en nuestra ayuda. Y por eso tenemos paciencia y confianza; sabemos exactamente que Él no nos deja desamparados».
- Dios es el Amor: «Él ama a los seres humanos. Él ama a nuestro prójimo. No puedo desechar a una persona sabiendo que Jesús murió por ella».
- Dios es el Redentor: «También cuando a veces ya no entendemos al mundo, sabemos exactamente que Jesucristo está activo y Él siempre se ocupará de que ninguna desgracia obstaculice el camino a su salvación».
- Dios es el Consumador: «De ti y de mí, los necios, los débiles, los pequeños, los despreciados, quiere hacer algo perfecto. Quiere que seamos semejantes a Él».
Cómo reaccionamos a ello
«Démoslo a conocer. Los mansos lo deben oír y alegrarse», dijo el Apóstol Mayor. Pero, «¿quiénes son los mansos? Los que todavía no conocen a Dios».
- «Si experimentan que somos humildes y agradecidos, podrán entendeer que también ellos tienen una chance. También ellos pueden acercarse a Dios».
- «Tenemos paciencia y confianza, aunque nos vaya mal. De esto las personas pueden deducir que Dios también a ellos los puede ayudar».
- «Como sabemos que Jesús ama a nuestro prójimo, amémoslo también nosotros para que pueda experimentar el amor de Jesús».
- «Cuántas personas se sienten inseguras. Ya no entienden al mundo. Es tan hermoso si como hijos de Dios les decimos: ‘Yo tampoco lo entiendo, pero no siento inseguridad. Todo sucede como Dios quiere y al final servirá para bien’. Esta es una seguridad interna».
- «Dios es el Consumador y por eso estamos contentos y entusiasmados. El entusiasmo no está en la gran cantidad de hermanos o en todo lo que hacemos. El motivo de mi alegría es el obrar de Dios, no el obrar de los hombres».
La conclusión del Apóstol Mayor: «Conocemos a Dios. Él es gracia, Él es amor, Él ayuda, Él salva y Él lleva a la consumación. Nuestra confianza, nuestro amor, nuestra esperanza y nuestra alegría dan testimonio de nuestro agradecimiento a Dios. Nuestro testimonio hace posible a nuestro prójimo encontrar a Dios».