Más fuerte que todas las debilidades humanas
Hacer posible lo imposible. Sí, así es, hay una fuerza que lo logra. Y esta fuerza tiene que ver, según las palabras de Jesús, con un grano, un monte y un árbol. Lo explica un Servicio Divino del Apóstol Mayor.
«Auméntanos la fe». Fue el deseo que expresaron los discípulos al Señor. Su respuesta fue la base del Servicio Divino del 10 de julio de 2016 en Tirana (Albania): «Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería» (Lucas 17:6).
«Lo importante en el grano de mostaza no es su tamaño o su apariencia, lo decisivo es que contiene vida», explicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. «Nosotros creemos en Jesucristo. Lo importante no son las señales externas. Lo decisivo es que esta fe contiene vida».
La fuerza de la confianza en Dios
«¿Pero en qué creemos?». La respuesta está en la Confesión de fe nuevoapostólica: en el trino Dios, en la muerte, la resurrección y el retorno de Jesucristo, en la vida eterna, en la Iglesia de Cristo y los Apóstoles, en el perdón de los pecados y los Sacramentos. Una fe viva es mucho más que considerar verdadero algo. «Confiamos en la fiabilidad de Dios. La aceptamos y fundamentamos nuestra vida en ella». El que tiene esta «fe como un grano de mostaza» puede hacer posible lo imposible.
El Apóstol Mayor mencionó al respecto un ejemplo bíblico de fe. A Abraham le fue prometido que sería bendecido, pero para eso tenía que ir a otra tierra. «Todo parecía tan imposible, tan improbable, pero Abraham creyó y fue obediente». Hoy el llamado de Dios a los creyentes dice: «Te quiero dar la vida eterna». También aquí hay que recorrer un camino: «Continuamos viviendo según el Evangelio y seguimos a Jesucristo». Y después: «Experimentaremos lo imposible: la eterna comunión con Dios».
Pese a las imperfecciones
Una fe verdadera puede mover montes, aludió el Apóstol Mayor a otra comparación de Jesús con un grano de mostaza (Mateo 17:20). «Estos montes a los que se refirió el Señor Jesús, son una imagen de las dificultades que se presentan en nuestra vida, en especial en nuestro camino de la fe». Y muy concretamente: «Ahora miramos a la Iglesia, a los Apóstoles, a los siervos, a los hermanos y las hermanas, y nos miramos también a nosotros. Todo esto es tan humano, ¡tan imperfecto! A veces estos aspectos humanos son como grandes montes que se nos interponen en el camino».
Sin embargo, «nosotros creemos que, pese a todas las imperfecciones, Jesús obra en el ministerio de Apóstol. Aunque la prédica no sea perfecta, porque viene de personas imperfectas, creemos que en ella recibimos la fuerza de Dios. Creemos en la efectividad de la Santa Cena. Creemos que Jesucristo nos concederá la gracia de estar preparados en su día. Esta fe es más fuerte que las imperfecciones».
Vivir según el Evangelio
Una fe fuerte también capacita para difundir el Evangelio en todas las circunstancias. Así interpretó el Apóstol Mayor la imagen del sicómoro mencionada en el texto bíblico del Servicio Divino. «No se trata de escribir artículos en el periódico, sino de llamar la atención positivamente en la vida cotidiana y de hacerlo notar por nuestra concurrencia a los Servicios Divinos. Transmitamos así nuestra fe y lo imposible se hará posible: todavía encontraremos almas».
Y para terminar, «realmente creemos en el perdón de los pecados. Realmente creemos en el amor de Dios. Y de esto sacamos consecuencias. Una de ellas es muy fácil: estaremos en condiciones de perdonar a nuestro prójimo, aunque a los hombres les parezca absolutamente imposible, nosotros lo lograremos; no porque nosotros seamos tan fuertes, sino porque Jesucristo es tan grande».