Color del sitio web:

apostles.today faith.today seasons.today world.today

Una comunidad de corazones cálidos en el frío fin del mundo

diciembre 12, 2016

Autor: Danièle Idler

Imprimir
Escúchalo

Está situada en un lugar muy apartado. Y alrededor no hay nada. Sólo cumbres montañosas llenas de nieve. Estamos hablando de la comunidad nuevoapostólica más austral del mundo: Ushuaia.

En el extremo sur de la provincia argentina de Tierra del Fuego, en el fin del mundo, el tiempo todo el año es relativamente frío y húmedo. En el mes de julio, en pleno invierno, el termómetro puede mostrar 21 grados bajo cero. Y nieve hay muchísima, hundiendo muchas veces a la ciudad bajo una enorme capa blanca.

Todo menos fría es la vida en la comunidad de Ushuaia. Participan de los Servicios Divinos un promedio de 50 a 60 hermanos, en los Servicios Divinos especiales llegan a 70 y hasta 90. El Pastor Miguel Ángel Mustto, el dirigente de la comunidad, es apoyado por tres Pastores, dos Diáconos y otros colaboradores. La comunidad dispone de un coro de 25 entusiastas integrantes. Este pequeño coro no necesita esconderse en absoluto, lo que queda en evidencia en el hecho de que en el tiempo de Navidad ofrece conciertos regularmente.

Activos en todas las clases etarias

No es necesario que el Pastor Miguel Ángel Mustto se preocupe por la nueva generación, pues 13 jóvenes y 28 niños no sólo participan de los Servicios Divinos, sino también de diferentes actividades en la comunidad.

A Yanina Albarracín no le afecta el rudo clima de Tierra del Fuego: «Crecí acá y no conozco otra cosa», dice la joven de 25 años que trabaja como maestra y atiende a niños con discapacidades. Yanina también aplica sus capacidades pedagógicas en la Iglesia: los domingos enseña a los niños de su comunidad. Además domina la lengua de señas y alguna vez viajó 30 kilómetros para hacer de intérprete para una joven hermana sorda.

El abuelo como ejemplo

No menos activamente participa en la comunidad el joven Kevin Natanahel Núñez: con 14 años ayuda a despejar la nieve del camino a la iglesia, hace de portero recibiendo a los hermanos, reparte las revistas y ejecuta la guitarra o la flauta en el grupo instrumental. «Veía a mi abuelo colaborar en la comunidad, y eso me incentivó a colaborar también yo».

Los comienzos en Ushuaia se remontan a 1966, cuando algunos creyentes se trasladaron provisoriamente a Ushuaia por razones de trabajo. En 1971 se radicó allí una familia nuevoapostólica de Punta Alta. Eran atendidos por cartas de asistencia espiritual. En el curso de los años se mudaron otras familias a Ushuaia y en 1983 un Pastor, Oscar Jérez, con su familia. Oficiaba Servicios Divinos regularmente en las viviendas de los hermanos.

Similitudes en todo el mundo

En 1986 la comunidad había crecido tanto que tuvieron que buscar un lugar donde reunirse. Más adelante se compró una pequeña casa en la que se realizaron los Servicios Divinos hasta la inauguración de la iglesia actual.

«Me siento muy bien aquí», dice uno de los pioneros, el Pastor e.d. Alfredo Luis Nieto. «Aquí reina el mismo Espíritu Santo que en todas las demás comunidades del mundo. El hecho de que Ushuaia esté tan lejos de otras comunidades, no cambia esto en nada…».

De la crónica de la comunidad Ushuaia

9 de enero de 1993: Inauguración de la iglesia Ushuaia por el Apóstol de Distrito Mario Fiore

7 de septiembre de 2002: Primera reunión regional para el sector austral del área de Apóstol de Distrito en Ushuaia. 400 participantes vivieron el Servicio Divino del Apóstol de Distrito Mario Fiore.

7 de noviembre de 2006: El Apóstol Mayor Wilhelm Leber visitó Ushuaia, acompañado por Apóstoles de Distrito de Alemania, Sudáfrica y Brasil, así como el entonces Apóstol de Distrito Norberto Batista de Argentina.

28 de octubre de 2012: El Apóstol de Distrito Norberto Passuni oficia un Servicio Divino en Ushuaia.

31 de enero de 2016: El Apóstol de Distrito Enrique Minio visita por primera vez en su nuevo encargo ministerial la comunidad Ushuaia. Como Obispo había atendido durante diez años a los hermanos de la región.

diciembre 12, 2016

Autor: Danièle Idler

Imprimir