Arista clara contra el odio y la marginalización
Postear lleno de odio, escribir sintiendo xenofobia, incitar a la marginalización… los medios sociales no siempre producen nada más que alegría. Se finge, se ataca, se caldea el ambiente. Nos damos cuenta, lo vemos y… ¿seguimos cliqueando?
Los medios sociales son altavoces y escenarios al mismo tiempo. Aquí las personas buscan intercambiar, con quien conversar, a seguidores de la propia causa. Dan a conocer su opinión, hacen preguntas, piden respuestas y todo con diferentes intenciones. Surgen diálogos con una cantidad incontable de lectores y ante todo, en todas partes y en cualquier momento. Este es el objetivo de las redes sociales como nacworld.net, Facebook, YouTube e Instagram. Una enorme cantidad de equipos móviles, que para la mayoría de las personas se han vuelto un elemento inseparable de la vida y siempre están en la mano o en el bolsillo, favorecen esta situación. La forma en la que las personas se comunican entre sí, ha cambiado radicalmente en los últimos años debido a múltiples desarrollos.
Otro mundo, ¿otro yo?
La era digital es otro mundo. Diferente al mundo en el que vivió Jesús y diferente al tiempo de nuestros bisabuelos. Somos parte de este nuevo mundo. Estamos offline y naturalmente, también online. Cada una de nuestras actividades online representa un ladrillo que conforma nuestra propia personalidad virtual. Cada hacer y cada dejar de hacer delinean nuestro perfil. Y somos cristianos. En la red no tenemos un segundo rostro, otra personalidad.
El cristiano es cristiano aunque se encuentre con el prójimo vía WLAN. El cristiano es cristiano aunque vea injusticia o sufrimiento en la pantalla. Aquí no rigen otras exigencias que en la vida real. El cristiano es cristiano, ya sea si está en el trabajo, de vacaciones o en el sofá navegando en Internet. Sólo el «cristiano de los domingos» queda exceptuado de esto.
No responder también es respuesta
Difamación extremista, declaraciones marginales… ¿nos mantenemos apartados activamente de estos contenidos o los permitimos? Una respuesta válida para la generalidad quizás no exista. Una iniciativa viable es que no todo provoque nuestra resistencia activa. En la vida real no podemos participar de todas las manifestaciones. Pero si contenidos que no se ajustan a la fe cristiana son objeto de conversaciones con conocidos y amigos, seguramente se nos pedirá que expresemos nuestra posición. Ninguna reacción, ninguna réplica entonces se tomaría rápidamente como que estamos de acuerdo. Tanto offline como online.
¿Establecer o interrumpir el contacto?
Borrar de los contactos, eliminar como amigo… puede ser consecuencia de un fracaso en las conversaciones. Pero el cristiano en sí no es nadie que después de la primera presunción abre el cajón y después lo cierra definitivamente. Cuando hay necesidad de hablar, la aprovechamos.
Que para Dios todos los seres humanos son iguales, que Dios ofrece salvación eterna a todos los seres humanos, no sólo se lo explicamos a aquellos que ya lo han interiorizado y nos escuchan asintiendo. Hablémoslo también con aquellos que priorizan las sociedades de dos o tres clases, que se consideran superiores al prójimo. Sí, hace falta tener valor para hacerlo.
Del mundo digital, como de la vida material y de una activa vida cristiana forman parte los ojos abiertos, los oídos abiertos, pero también un corazón abierto. Pasar de largo, mirar hacia otro lado, no mostrar interés o estar impedido, no son alternativas para un cristiano.
La World Wide Web, ¿también es un mundo?
«Id a todo el mundo…», ¿es también la World Wide Web un mundo así? ¡Sí! «Todo el mundo» se refiere al prójimo, no importa en qué país, en qué cultura, en que posición social se encuentre. Y naturalmente no tiene importancia si está delante nuestro en la vida real o si nos estamos comunicando con él en la pantalla por medio de su yo virtual. «Ir» es dirigirse activamente al prójimo, abordarlo, este es el encargo a los cristianos, tanto offline como online. Y esto hace la Iglesia, esto hacen los cristianos hoy. ¿Quizás alguna vez falte un poco de coraje, alguna idea más?
Confesar la fe, eso hacen los cristianos nuevoapostólicos cuando invitan online a Servicios Divinos reales, cuando llaman la atención sobre su fe, cuando comparten pensamientos cristianos. Postear, poner «me gusta» y compartir es parte de nuestro trabajo personal en la viña y de nuestras relaciones públicas a favor de la Iglesia.
Muchas cuentas, pero no una segunda personalidad
Mirar para otro lado cuando vemos difamaciones o comentarios de odio, dejar de comentar una injusticia, esto es dejar de ayudar a aquellos que fueron discriminados, a las víctimas y los que sufren. Esto no es «ama a tu prójimo como a ti mismo». Al igual que en la vida material de ninguna manera podemos y debemos comentar todo. Pero cuando hayamos sido confrontados o solicitados directamente, tomemos posición.
Quedar bajo el radar, surfear anónimamente… no es un pecado, pero sí una chance desaprovechada. O como pidió el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider hace un tiempo: «Usemos los medios sociales con responsabilidad y evaluemos con cuidado nuestras palabras y el tiempo que utilicemos en ellos. Lo importante es que todos sean conscientes del alcance de sus expresiones y se comporten de manera considerada y respetuosa, conforme al Evangelio».
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