María vio al hortelano, los discípulos de Emaús vieron a un forastero. Pero lo reconocieron por sus palabras y sus obras: ¡Jesús vive! Él está aquí y sigue obrando. Esto todavía es válido hoy. Hay testigos de que es así. ¿Y quiénes son?
«Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas». En Lucas 24:46-48 está el texto bíblico sobre el que trató el Servicio Divino del 1º de abril de 2018 en Nottingham (Gran Bretaña).
En primer lugar, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider se refirió a lo sucedido después de Pascua: el Resucitado se apareció varias veces a sus discípulos. Algunas de estas apariciones fueron tan espectaculares que supieron claramente: Es el Señor. Y en otros casos lo reconocieron recién al echar una segunda mirada a su ser.
Jesús vive: los testigos de entonces
De una u otra manera los discípulos estaban convencidos de que Jesús ya no estaba entre los muertos, ¡Jesús vive! Su resurrección fue para ellos la evidencia
- de que el bien vence al mal, el amor al odio y la verdad a la mentira
- de que su doctrina responde a la verdad: Dios es un Dios de gracia y amor. Él no quiere juzgar al pecador, sino perdonarlo.
- de que Jesús sigue estando presente y sigue obrando: Él todavía está activo.
- de que se cumple lo que promete: Él nos ha dicho que nos conducirá a su reino.
«Así fueron testigos de la resurrección de Jesucristo», explicó el Director de la Iglesia. «Lo anunciaron en todas partes: Dios es más fuerte que el mal. Dios es un Dios de amor y de gracia. Él vive y trabaja entre nosotros, Él nos conducirá a su reino. Nadie estará en condiciones de deternerlo».
Jesús vive: las evidencias de hoy
«Miremos ahora nuestro tiempo», dijo el Apóstol Mayor. «A veces también tenemos un encuentro con Dios y nos queda claro que debe ser Dios, ningún hombre puede hacerlo. En otras ocasiones nos encontramos con Jesús, pero no lo reconocemos de inmediato. Vemos a un ser humano. Pero cuando escuchamos las palabras y vemos las obras, reconocemos que es Jesús, el que habla y obra a través de él».
«Creemos y experimentamos que Jesús resucitó, Él vive, Él obra actualmente. Que podamos dar testimonio de esto», convoca el máximo dirigente de la Iglesia:
- «Jesús vive, no es un hombre del pasado. Está en contacto con la vida real. El Espíritu Santo nos revela lo que Jesús dice acerca de las circunstancias actuales».
- «No tenemos motivo para temer, pues sabemos que todo está en su potestad, Jesús está aquí».
- «Seguimos a los Apóstoles, porque sabemos que Jesús está con ellos. Creemos en su promesa: ‘Estaré con vosotros hasta el fin del mundo'».
- «A través de nuestra conducta mostramos que Jesús está presente y perdona nuestros pecados. Por eso podemos resistir al pecado. En nosotros debe poder verse que hemos escuchado el mensaje: ‘Y no peques más'».
- «Quienes son conscientes de la presencia de Jesús, son humildes. No tratan de imponer a otros su voluntad. No insisten en que sus preocupaciones son mucho más serias que las de los demás».
- «Quienes son conscientes de la presencia de Jesús, no se quejan. No condenamos a nuestro prójimo. No queremos que Dios lo castigue, queremos que también él sea salvado».
- «Jesús también está en nuestro corazón en el presente. Hemos recibido su Espíritu, hemos recibido su vida. Cuanto más espacio le demos al Espíritu, tanto más este Espíritu nos puede preparar para nuestra resurrección».
«Celebramos la victoria del bien sobre el mal. Celebramos la victoria de la verdad sobre la mentira», dijo al Apóstol Mayor Schneider al final ya en la preparación para la Santa Cena. «Somos conscientes de que Jesús es el más fuerte, y eso fortalece nuestra confianza en Dios y en su ayuda. ¡Pueblo de Dios, no temas! ¡Confía en Jesús! Todo está en su potestad. Él cumplirá su promesa y conducirá a los fieles a su reino. ¡No temas! Síguelo con fe, el resto lo hará Él».