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Segura en el extranjero

junio 18, 2018

Autor: Elwina Friebus

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Cinco meses en un país extranjero. Céline Landmesser no sólo mejoró con ello sus conocimientos de idioma. La vida con la familia nuevoapostólica anfitriona y en la comunidad tan lejana en Canadá también enriqueció su fe.

El secundario había quedado atrás, ¿y ahora? ¿Programar primero un año sabático, hacer un viaje para mejorar el idioma antes de entrar a la facultad? Este deseo llevó en septiembre de 19 a Céline Landmesser, una hermana en la fe de Suiza que entonces tenía 2015 años, por cinco meses a Canadá.

«Mis padres y hermanos anfitriones en Canadá son una familia abierta y alegre. De inmediato me dieron la bienvenida con un cordial abrazo y palabras amorosas. Enseguida me sentí muy bien y de inmediato los llevé a todos en mi corazón», cuenta Céline.

En casa en la familia

¿Cómo era su vida cotidiana en Canadá? «Bien temprano salía de la casa, en un barrio periférico de Vancouver, para ir a la escuela de idioma. Después de terminar el curso de idioma, realicé una práctica de un mes en una oficina de viajes. Entonces durante la semana sólo podía estar con familia por las noches. Durante la cena en conjunto nos contábamos unos a otros sobre cómo habíamos pasado el día», recuerda la joven suiza.

¿Y cuando alguna vez sentía nostalgia, tan lejos de su familia y sus amigos? «Mi familia anfitriona no me dejó dudas de que, aunque sea por un tiempo limitado, era parte de su familia. De inmediato me incluyó en sus actividades, por lo cual casi nunca me sentí sola. Siempre se ocuparon de mi bienestar y me sentí como en casa, lo que me ayudó a olvidar un poco mi nostalgia. Para mí la seguridad está en la familia, cuando puedes olvidar un poco la nostalgia y te puedes sentir en un lugar seguro, como en casa, percibes protección, calidez, cercanía y paz también para poder soltarte un poco», dice Céline.

En casa en la comunidad

«En la comunidad Vancouver fui recibida cordialmente y pude participar en el coro y en la orquesta. La calidez de corazón de los hermanos y la forma de ser tan abierta con la que me permitieron ser partícipe en su vida en la comunidad siempre van a quedar como un muy buen recuerdo para mí», cuenta Céline de su comunidad temporal.

En el círculo de la juventud, en el que la joven hermana en la fe de Suiza también fue cordialmente bienvenida, Céline pudo experimentar su fe de manera especial: dando de comer a los pobres, lo que ellos llaman ‘alimentando a los menos afortunados’. «Como jóvenes, llevábamos alimentos preparados por nosotros mismos y bebidas a personas sin techo en el centro de Vancouver y les entregábamos una selección de vestimenta que había sido juntada por los hermanos de la comunidad. Ver los rostros felices de esas personas compensaba de inmediato el temblor por el frío que sentíamos. Muchas veces se nos preguntaba por el motivo de esos eventos, entonces les contábamos sobre nuestra Iglesia. Así pudimos conversar con muchos sobre nuestra fe», informa la hermana Landmesser.

«Experimenté a la comunidad como una gran familia, en la que cada uno apoya al otro y cada uno está dispuesto a intervenir por el otro. Los miembros de la comunidad se encuentran casi cada semana para un almuerzo conjunto después del Servicio Divino, fortaleciendo de esa manera la conexión entre ellos.

Nueva en la patria

El viaje de regreso lo emprendió Céline con una mezcla de sentimientos: «por un lado estaba sumamente feliz de volver a ver a mi familia; por el otro, tuve que dejar cosas que acababa de empezar a querer. Tenía casi una segunda familia, había empezado a descubrir un país. Pero también me conocí a mí misma de una forma nueva», dice Céline Landmesser.

De vuelta en Suiza, Céline comenzó a estudiar turismo. «Deseo que por mi futura profesión tenga mucho contacto con huéspedes de todo el mundo y les pueda acercar una parte de la maravillosa Suiza y entusiasmarlos por este país», dice. En su comunidad Meiringen, Céline sigue estando activa y canta con alegría en el coro. Con confianza comprueba: «Ahora sé que puedo conseguir todo; pero esto siempre con la convicción de que puedo edificar constantemente en la ayuda de mi familia y los hermanos en la fe y en la ayuda de nuestro Padre celestial».

junio 18, 2018

Autor: Elwina Friebus

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