Sobre estas conocidas palabras del Padre Nuestro predicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en Livingstone, Zambia. Allí la Iglesia Nueva Apostólica celebró el 29 de abril de 2018 sus 90 años de existencia.
El Servicio Divino, que fue transmitido en vivo por la televisión nacional, estuvo bajo el título: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra» (Mateo 6:10). El máximo dirigente de la Iglesia explicó a la gran comunidad que si oramos por nuestra salvación, al mismo tiempo le estamos pidiendo al Espíritu Santo que produzca en nosotros un cambio. De esa manera, la voluntad de Dios también se volverá nuestra voluntad. Al fin y al cabo, la obediencia a Dios consiste en mostrar fe, amar a Dios y al prójimo, y contribuir a la unidad entre los creyentes.
Su voluntad sea nuestra voluntad
«Como en el cielo», ¿qué significa esto? En el cielo rige una unidad perfecta: Dios, el Padre, Dios, el Hijo, y Dios, el Espíritu Santo, son perfectos y eternamente uno, enseñó el Apóstol Mayor. En la tierra, al igual que en el cielo, Dios cumple su voluntad hasta el fin. «Nada le impide proseguir con el plan de redención que Él ha establecido», dejó claro.
La voluntad de Dios conoce un solo límite: «¡Nuestra propia voluntad!». Él salva solamente a aquellos que quieren ser salvos y no obliga a nadie a ser partícipe de la salvación. Entonces, cuando la persona creyente ora: «hágase tu voluntad…», expresa con ello su ferviente deseo de ser salva. «Al mismo tiempo», siguió diciendo el Director de la Iglesia, «rogamos a Dios que nos ayude a hacer su voluntad». En definitiva, la obediencia es imprescindible para entrar en su reino y nos brinda la posibilidad de experimentar la presencia de Dios a nuestro lado.
Hacer la voluntad de Dios «como en el cielo», no es por obligación, «sino porque somos uno con Dios». Si oramos así, le pedimos al Espíritu Santo que
- renueve nuestro entendimiento para atenernos a la voluntad divina,
- haya que nuestras oraciones estén conformadas de manera que puedan ser respondidas,
- guíe nuestro obrar para que verdaderamente cumplamos la voluntad de Dios.
¿Qué es la voluntad de Dios?
Apóstol Mayor Schneider: «Para hacer la voluntad de Dios es necesario saber lo que Dios espera de nosotros». También a esto supo responder el Director de la Iglesia:
- Dios nos exige que creamos en Jesucristo, el Hijo de Dios, que vino a la tierra para traernos la vida divina. ¡Él no vino para hacer más fácil nuestra vida sobre la tierra al realizar milagros! La fe verdadera consiste en creer sin ver.
- Dios nos pide que aceptemos la doctrina y los Sacramentos que nos son transmitidos por el apostolado.
- Dios espera de nosotros que retribuyamos su amor. «¡No negociamos con Dios! Lo que hacemos, lo hacemos por agradecimiento y amor».
- «Jesús quiere que los suyos se sirvan los unos a los otros y sean uno». El hecho de que Jesús expresó esta voluntad en las horas más difíciles de su vida sobre la tierra, subraya la importancia que Él le asigna.
- Jesús quisiera que aceptemos al forastero y al culpable, y que los tratemos como queremos que también nos traten a nosotros».
El Apóstol Mayor Schneider sacó como breve conclusión de su rica prédica: «¡Bienaventurados los que hacen la voluntad de Dios!».