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Paz, paz, ¿o no?

septiembre 21, 2018

Autor: Peter Johanning

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Los tiempos de paz a veces son falaces. Una paz presionada no dura mucho: sólo cuando viene del corazón, la paz es seria y duradera. Una apreciación sobre el Día Internacional de la Paz.

Cuando se habla de la paz, a veces se alude a un cese del fuego. Pero el cese del fuego sólo es el primer paso a un acuerdo de paz confiable. Las personas también lo conocen por sus relaciones con sus pares. Los ánimos siguen estando caldeados, la discrepancia sigue existiendo, el rencor interno y la desconfianza siguen en pie. ¿Cómo puede construirse sobre esto una paz profunda y seria? Los acuerdos, frecuentemente, son sólo un trozo de papel.

Paz, libertad y justicia van juntas

La paz es más que un cese de fuego y la ausencia de guerra. Lo dicen también las Naciones Unidas (ONU) para sus eventos de este año: «Para lograr la paz, se necesita más que sólo renunciar a las armas. La verdadera paz necesita reconocer los derechos de todas las personas». Por este motivo la ONU eligió el tema «El derecho a la paz – la Declaración Universal de los Derechos Humanos cumple 70 años» para el Día Internacional de la Paz de este año. En esta Declaración Universal se trata especialmente el derecho de la humanidad a la libertad, la paz y la justicia. Es el documento más traducido de la humanidad y mientras tanto se puede conseguir en 500 idiomas. ¿Han quedado preservadas estas reglas fundamentales?

Lo que queda firme es que la paz también se debe conservar en tiempos de ruido, intranquilidad, injusticia. Un pacto de paz debe seguir en pie aunque una de las partes fracase o las metas perseguidas en conjunto se vuelvan inalcanzables. La paz debe brindar seguridad y significa nada menos que protección, amistad. La violencia y el odio no cumplen papel alguno aquí. Sólo el hombre, quien pese a que no elude a disputas o conflictos, los domina con empatía y realiza una labor activa por la paz. Justamente el tratar de comprender el mundo de pensamientos del otro es el comienzo de una coexistencia pacífica fundamental.

Paz es la salud del alma

Para los cristianos esto vale mucho más, ya que conservar la paz es un encargo dado por Jesús. «Shalom» hace referencia a la salvación del alma, la salud completa, ante todo interna, del creyente. El hombre religioso quiere la paz con Dios y está dispuesto a pagar un precio por su propia paz del alma: hacer la paz con otras personas. Los cristianos deben restaurar la paz y al mismo tiempo mantenerla. Entonces sucede lo que Pablo escribe en su epístola a los Corintios: «Y el Dios de paz y de amor estará con vosotros». Para el cristiano creyente queda claro que el Espíritu Santo es un espíritu de paz, que ayuda a vencer las tensiones, las divisiones y las peleas. Obrar en el sentir de Jesús significa ser pacificadores. «Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5:9).

Antecedente

El 21 de septiembre la humanidad celebra su Día Internacional de la Paz. El primero de este tipo fue en 1981. En 2004 se agregó el Consejo Mundial de Iglesias para otorgar más peso a ese día. Todos los cristianos son invitados a orar por la paz en el mundo. Desde 2005 también toma parte la Iglesia Nueva Apóstolica internacional: en los Servicios Divinos entre semanales se ora por esta paz por separado en una oración. De este modo, el 21 de septiembre es, al mismo tiempo, un día de la paz y un día de oración.

septiembre 21, 2018

Autor: Peter Johanning

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