Ser fiel sin amor se vuelve difícil. El Apóstol de Distrito Peter Schulte (Australia) explica sus pensamientos sobre el lema del año del Apóstol Mayor echando una mirada a la Biblia.
Si pensamos en el lema de 2017, «Gloria a Dios, nuestro Padre», primero estará ante nosotros Dios, el Creador, a quien ofrecemos alabanza y agradecimiento. Con el lema de este año, «Ser fiel a Cristo», está Cristo delante de nosotros, quien siempre es fiel.
Ser fiel significa demostrar lealtad, guardar su palabra, sus promesas y votos, que uno ha pronunciado en la vida. A veces nos comportamos como corresponde porque creemos que se espera de nosotros que lo hagamos o porque tenemos miedo de las consecuencias negativas. Pero la fuerza impulsora de la auténtica fidelidad es el amor.
En la misiva a la comunidad de Éfeso dice: «Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo … y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado» (Apocalipsis 2:2-4). Estas son las características de la fidelidad, pero la preocupación aquí era que la comunidad había dejado su primer amor. Su fidelidad sólo era una cuestión que cumplían a medias. Ya no estaba realmente viva en ella.
Cristo nos es fiel porque nos ama. Él demostró su fidelidad ofreciéndole al hombre venir a él pese a sus errores y debilidades, defendiéndose del mal y dando su vida en la cruz para nuestra redención.
Ahora tenemos la oportunidad de demostrar que somos fieles a Cristo siguiéndolo a Él y a su doctrina, sirviéndolo con gusto, trayendo nuestras ofrendas por agradecimiento, confesando su nombre y anhelando su retorno.
Foto: Oliver Rütten