Silvertown celebra: el recuerdo entre las risas y el llanto
¿Un Servicio Divino para difuntos, justamente el mismo día en que se festeja el aniversario de la comunidad? Sí, así es, y no es contradictorio. Al menos no lo es en Silvertown, Sudáfrica. Porque aquí los recuerdos se debaten entre sentimientos tan cercanos como la alegría y la tristeza.
El edificio de Silvertown es muy famoso como la iglesia de los conciertos. El sábado pasado, los sonidos del coro, la orquesta y el órgano atravesaron de par en par esta construcción que tiene asientos para 1600 personas. Pero esta tarde, la comunidad se celebraba a sí misma bajo la consigna Silvertown turns 40, “Silvertown cumple 40”.
Ya el sábado por la mañana, una exposición inició la progresión de eventos que dieron marco a los festejos del aniversario. En una exposición fotográfica se reprodujo la historia de la comunidad. En la recepción y en la nave de la iglesia, en los diversos stands se exponían fotografías sobre determinadas etapas del desarrollo histórico. En cada stand se encontraban miembros de la comunidad, dispuestos a contar lo que había sucedido en el respectivo período.
El momento culminante fue el Servicio Divino para difuntos que dirigió el Apóstol de Distrito John L. Kriel. Que un Servicio Divino de conmemoración como este se realice justamente el mismo día en este lugar tiene sus buenas razones. Fue aquí donde ser realizó el primer Servicio Divino para difuntos y al mismo tiempo el último Servicio Divino de un Apóstol Mayor.
Motor de la internacionalización
“Pues, comportaos, no dejéis de ser apostólicos…”. Con estas palabras se despidió en octubre de 1978 Ernst Streckeisen en el aeropuerto. En ese momento, el Apóstol Mayor no llevaba más de cuatro años en el alto ministerio y ya había dejado huella y marcado el camino a seguir. Imprimió velocidad real a la internacionalización de la Iglesia Nueva Apostólica.
Fue así, que el presidente de la Iglesia convocó a una primera Asamblea de Apóstoles Internacional en Kitchener, Canadá. Fundó también la primera federación de alcance mundial de la Iglesia Nueva Apostólica, a la que se llamó “Internationalen Apostelbund”. Además, mudó su sede ministerial a Suiza, lo que facilitó el acceso a muchos países, el que por razones políticas hasta ese momento había estado vedado.
En el transcurso de dos años y medio, Ernst Streckeisen visitó a los hermanos y hermanas en la fe de todos los continentes: desde Australia y Asia (primavera y verano de 1976), pasando por Norteamérica (verano de 1977), hasta Sudamérica y Sudáfrica (primavera y otoño de 1978). Pero de su último viaje ya no regresaría.
Repentina despedida
Miles de hermanos y hermanas en la fe bordeaban las calles del entonces Aeropuerto DF Malan, al llegar el Apóstol Mayor Streckeisen al lugar a principios de noviembre de 1978. El sábado 4 de noviembre consagró la nueva construcción en Silvertown, la que reemplazó una iglesia construida en el año 1959, que a la comunidad le había quedado chica. “Según tengo entendido, este edificio ahora es la iglesia nuevoapostólica más grande del mundo”, dijo en aquel entonces. “Que la tengamos no es mérito de nosotros, sino de nuestro Padre en el cielo, a quien le debemos agradecer.”
Al término del Servicio Divino, el Apóstol Mayor se comenzó a quejar de dolores en la pierna, en la que años antes había sufrido una grave trombosis. Aún así insistió en realizar el Servicio Divino para difuntos a la mañana siguiente.
Fue el primer Servicio Divino de este tipo que un Apóstol Mayor realizó en suelo africano. Fue asimismo el último Servicio Divino que Ernst Streckeisen pudo realizar, porque en las primeras horas de la mañana del 8 de noviembre falleció a consecuencia de una irremediable apoplejía.
“Para nosotros significa mucho”, comenta el corresponsal de nac.today, Kennard Kotze. “La visita a Ciudad el Cabo siempre permanecerá en el recuerdo como un momento de desbordante alegría y al mismo tiempo de profunda tristeza”.