Un texto bíblico, tres imágenes, muchas fuentes y un ciclo. El tema de la “bendición” es un tema redondo. Todo un torrente de frescos impulsos de un Servicio Divino con el Apóstol Mayor.
El 20 de enero de 2019 en Wiesbaden (Alemania) provenía de Josué 15:19 la base para la prédica: “Y ella respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. El entonces le dio las fuentes de arriba, y las de abajo”.
El contexto bíblico: Caleb, que había sido uno de los exploradores de Moisés, le regala a su hija para el casamiento en Canaán una porción de tierra en un suelo con pendiente. Pero esta tierra es muy seca. Por eso la hija pide ayuda a su padre.
Esto lo tomó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider como una imagen de la bendición de Dios: “Él nos regala las fuentes de bendición: las de arriba y las de abajo”. Pero, ¿qué es realmente la bendición? “La bendición es la salvación que Él nos regala. La bendición es todo lo que contribuye a la vida eterna”.
La fuente de bendición de arriba
“La fuente de bendición de arriba –la fuente de la salvación del cielo– es Jesucristo”, dejó claro el Apóstol Mayor. “Por su mérito, su elección, los Sacramentos, su palabra, su obrar tenemos salvación”. Pero esto no funciona automáticamente. “La imagen de la fuente significa: hay que ir y extraer el agua”.
- Ir quiere decir: “Para alcanzar la salvación se debe ir con fe en Jesucristo. Hay que acercarse a la fuente, transitar el camino de la fe, el camino del arrepentimiento, el camino de la penitencia”.
- Extraer quiere decir: “Si el poder de los Sacramentos tiene que ser realmente efectivo, si tiene que desplegarse, debemos hacernos propio: Yo quiero renunciar al pecado, yo quiero vencer el mal, yo quiero tener comunión con Dios. Yo quiero pertenecer a la novia, yo quiero entrar en el reino de Dios”.
Las fuentes de bendición de abajo
“Ahora bien, Dios también nos dio las fuentes de abajo”, explicó el dirigente de la Iglesia:
- Nuestras fuerzas y capacidades: “Cuando las usamos para nuestra salvación, cuando ponemos nuestras fuerzas, nuestros dones, nuestras capacidades al servicio del Señor, estos se convierten en una fuente de bendición”.
- Los Apóstoles y siervos: “Cuando busco ayuda en ellos para lograr mi salvación, cuando busco ayuda en ellos para tomar las decisiones correctas para mi alma, encontraré fuerzas, consuelo, dedicación. Pero tengo que ir y tomarlos”.
- La comunidad: “Para disfrutar esta riqueza de la comunidad, primero debemos investir. Quieres ser amado, ama tú primero. Buscas ayuda, ayuda tú primero. Buscas dedicación, dedícate tú primero a los demás”.
El ciclo de la bendición
“Las bendiciones de abajo, las bendiciones de arriba, veo en esto también otra imagen hermosa: la imagen del ciclo de la bendición”, dijo el Apóstol Mayor. “Dios bendice al hombre, el hombre bendice a Dios”.
“Sabemos que Dios nos ha bendecido: a través de la fuente de arriba y a través de la fuente de abajo”. La respuesta a ello es: “Nosotros bendecimos a Dios: confiamos en Él, le agradecemos, lo servimos”.
Aún más, “seamos una fuente de bendición para nuestro prójimo. Como la bendición de Dios es tan grande, la podemos reconocer, como la apreciamos la queremos transmitir a otros”.
En todas las alturas y profundidades
Fuente en el monte y en el valle, en la altura y en la profundidad: “Esta también es una hermosa imagen. La fuente de bendición, de salvación, Jesucristo, está activa en lo alto –cuando nos va bien–, pero también cuando alguna vez estamos bien abajo, en lo profundo del sufrimiento”.
“El sufrimiento, las dificultades, nunca serán tan grandes, las pruebas nunca serán tan difíciles que Dios diga: ‘Ahora ya no te puedo ayudar más’”, dejó claro el Apóstol Mayor Schneider. “Nos vaya bien o nos vaya mal, siempre tenemos un motivo para alabar a Jesucristo ‘por la salvación que Él nos da’”.