¿Cuándo ayuda Jesús? ¿Para qué sirve el Evangelio? ¿Qué producen las buenas obras? Hay muchas ideas al respecto y algunas son equivocadas. El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider aclara lo esencial.
«Cristo da la vida eterna a aquellos que creen en Él y se orientan en su imagen», resume el Apóstol Mayor Schneider el Servicio Divino. Y completa: «Nosotros somos responsables del anuncio del Evangelio. Nuestra conducta debe reflejar la vida divina que Dios ha colocado en nosotros».
Libertad, no dominación
«Es importante para nosotros saber por qué razón venimos a Jesús», dijo el Apóstol Mayor Schneider señalando el milagro de la alimentación. 5000 personas se saciaron en ese entonces con cinco panes y dos pescados. Estaban convencidos de que Jesús era el sucesor de Moisés o un profeta y lo querían convertir en rey, esperaban a través de Él la liberación de los romanos. Hoy también se pueden reconocer tales ideas: Las personas se imaginan «si voy a la Iglesia, si soy un fiel creyente, si oro de la manera correcta, Jesús me ayudará en mi vida». Jesús ayudaría más de una vez, pero este no es el contenido del Evangelio. «Si solamente venimos a Jesús para buscar ayuda, venimos por la razón equivocada». Pues Jesús quiere liberar definitivamente de la cautividad del maligno.
Comunión con Dios, no una prédica sobre moralidad
Las personas consideran la Biblia como un código de conducta y si toda la sociedad obrase según los principios y las bases de la Bibilia, la vida sería mejor. Tal vez», acota el Apóstol Mayor Schneider. Pero «como somos pecadores» esto no resolvería el origen del problema. «Jesús vino a ofrecer la vida eterna. Él quiere resolver todo el problema y dice: ‘El origen de tu problema es el dominio del pecado. Yo vencí al diablo y al mal y te quiero liberar del maligno. Te quiero llevar a la eterna comunión con Dios'».
Fe y orientación en Jesús, no buenas obras
Algunas personas están convencidas de que las buenas obras son necesarias para recibir la vida eterna. Pero Jesús mismo regala la vida eterna. Nadie se la puede ganar. «Es y seguirá siendo un regalo de la gracia», dijo el Apóstol Mayor. Y «para recibir esta dádiva hay que creer en Jesucristo». Y esto incluye la fe en la encarnación de Jesús, el sacrificio, la resurrección y el retorno. Y después es importante que «nos tomemos en serio lo que dijo Jesús: ‘Para alcanzar la vida eterna hay que ser renacido de agua y Espíritu y hay que recibir mi cuerpo y mi sangre; debes celebrar al Santa Cena'». Y «Jesús siguió diciendo: ‘Si quieres tener la vida eterna, tienes que renunciar a ti mismo y seguirme’. No solo se trata de concurrir a los Servicios Divinos, de recibir los Sacramentos. No solo se trata de obras. Se trata de nuestro corazón y de nuestros pensamientos. Tenemos que asegurarnos de que nuestros pensamientos y nuestros sentimientos se adapten a Jesús, que nuestros pensamientos sean cada vez más los pensamientos de Jesús».
Anuncio del Evangelio, no conversión de los hombres
«Todos nosotros tenemos la misión de confesar nuestra fe, de anunciar el Evangelio y de ayudar a nuestro prójimo a encontrar el camino a Jesus y ser redimido». ¿Y cómo se puede llevarlo a la práctica? Prometer al prójimo prédicas estupendas, hermosos Servicios Divinos, que sus oraciones serán respondidas, sí, «a veces funciona. Pero otras veces no y las personas se desilusionan». Y haciendo referencia a la antigüedad el Apóstol Mayor recordó: «Los discípulos se quedaron con Jesús porque estaban convencidos de que era el Hijo de Dios». Y también hoy los creyentes se quedarían si reconocen que «nuestra meta, la finalidad de nuestra fe, es querer ser uno con Jesús. Hagamos coincidir nuestros pensamientos con los pensamientos de Jesús. Queremos tener estrecha comunión con Él». Y para eso es necesario «respetar los mandameintos y hacer la voluntad de Dios, seamos exitosos o no, recibamos una bendición material o no. Eso no tiene importancia alguna. Hacemos lo que hacemos porque estamos convencidos. Solo porque somos uno con Jesús, su opinión, su voluntad, es nuestra opinión, es nuestra voluntad».
«No somos responsables del éxito, de la cantidad de personas que vengan. Eso es tarea de Dios. Aquellos que sean atraídos por Dios, vendrán a Jesús. Hemos sido llamados para ser una herramienta. Y lo hacemos porque es nuestra naturaleza».
Antecedentes: Asamblea de Apóstoles y Servicio Divino en los EE. UU.
A mediados de febrero, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider viajó a los EE. UU. Se reunió con los Apóstoles y Obispos del área de actividad del Apóstol de Distrito Leonard R. Kolb y celebró el domingo 10 de febrero de 2019 un Servicio Divino en Charlotte (Carolina del Norte). Hubo presentes 700 participantes en el lugar y varios miles participaron de la transmisión por video en las comunidades de los EE. UU., América Central y del Sur. En este Servicio Divino pasó a descanso ministerial el Apóstol Reinhard Hecht después de 42 años de actividad ministerial, de ellos 17 años como Apóstol. Fue ordenado como Apóstol el Evangelista de Distrito Robert C. Ferguson.
El Apóstol Mayor basó su prédica en la palabra de Juan 6:26-27: «Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre».