Un padre de familia para los hermanos en la fe
En su agenda siempre se repetía una gran “F”. Y no la escribía por “frei” (libre), sino por “familia”. Así se reservaba el Apóstol Mayor Hans Urwyler tiempo para sus seres queridos.
Quedó inscripto en los libros de historia de la Iglesia Nueva Apostólica como el padre de la “responsabilidad personal”. En un principio este concepto se adoptó solo para no negarles el acceso a la Santa Cena a los homosexuales y a los que convivían sin estar casados. Pero finalmente se desarrolló como el comienzo del final del intervencionismo de los representantes de la Iglesia en la vida privada de sus miembros.
Su llamamiento a todos los portadores de ministerio y a aquellos que cumplían tareas dentro de la Iglesia de que procediesen igual que el Apóstol Mayor, que dejasen en su agenda un lugar fijo para la familia, ya fue una pequeña revolución en un tiempo en el que era totalmente habitual poner al servicio de la Iglesia cada uno de los días de la semana para ensayos de coro y Servicios Divinos, dar testimonio y reuniones de siervos.
Historia y presente
La familia era para Hans Urwyler, nacido en 1925 en Berna (Suiza), un fundamento histórico: había podido retroceder más de 300 años en la historia de sus antepasados con el apellido “Plüss”. Como hugonotes habían huido del sur de Francia a Suiza por causa de su fe. Con un respeto especial informaba con frecuencia sobre su abuelo, el Obispo Hans Plüss, que llevaba su mismo nombre de pila. Con él la familia se había hecho nuevoapostólica en 1905.
La familia era para el Apóstol Mayor ante todo el presente que vivía, aunque su ministerio lamentablemente le dejaba poco tiempo. Justo por eso, antes de su 60° cumpleaños puso una “F” extra-grande en su agenda y reunió a todo el clan Urwyler-Plüss. A una comida el sábado le siguió el Servicio Divino dominical en la comunidad Schwarzenburg, de la que su padre había sido dirigente, en la que había conocido a su esposa y que ahora su hermano dirigía como Evangelista.
“Me quedo acá” en el corazón
Con el amor a su familia, Hans Urwyler también conmovió el corazón de los hermanos y hermanas en la fe. Por ejemplo en 1987, cuando agradeció por el concierto festivo en la noche previa al Servicio Divino de Pentecostés en Fráncfort del Meno. “También tengo otra profesión, la de abuelo, pero solo la practico part-time”, informó sobre un día en el que estaba cuidando a su nieto más pequeño. “Cuando a la noche vinieron sus padres les dijo en su lenguaje infantil: “¡Me quedo acá!”.
“Así también me pasa ahora a mí. Me quiero quedar. Ha sido una pausa en la que pudimos prepararnos para el Servicio Divino, mejor no me la habría podido imaginar”, agradeció el Apóstol Mayor a los músicos. “Y si todos tenemos esa actitud de que cuando estamos en el Servicio Divino o donde sea que nos movamos en la Obra de Dios, siempre tengamos en el alma el sentimiento de ‘acá me quedo’, entonces estaremos bien”.
Hans Samuel Urwyler falleció hace 25 años, el 17 de noviembre de 1994 en el círculo de su familia. Su manera de ser amorosa y paternal dejó sus huellas en la familia mundial de los hermanos y hermanas nuevoapostólicos.