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Misericordia por helicóptero, no va

diciembre 25, 2019

Author: Peter Johanning

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Para muchas personas, la fiesta de Navidad es la «fiesta de las fiestas». Pero también están aquellos que o bien no la celebran por pertenecer a otra religión o no la pueden disfrutar porque en ese momento no tienen ganas. ¿Dónde estamos nosotros?

«Dios es bueno», dijo la madre a su hijo. «¿Así como tú, mamá?». Muchas veces el amor de Dios se mide con estas categorías humanas del amor. Esto se entiende, pues ¿cómo puede explicar el hombre algo que no conoce? Utiliza parámetros conocidos. Lo mismo hizo el Apóstol Pablo con su alumno Tito: «Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo» (Tito 3:45).

Dios demuestra su bondad y amor para con los hombres a través de Jesucristo, su Hijo. Con Él viene al mundo la misericordia. Y todo empieza tan pequeño y aparentemente insignificante: Pero en el niño acostado en el pesebre, que parece tan vulnerable y desvalido, se manifiesta «la bondad y el amor de Dios para con los hombres».

Navidad, la fiesta de la bondad

Ya el Antiguo Testamento hace referencia a la bondad de Dios: «Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia» (Salmos 106:1). Esta bondad se muestra en que Dios adopta la condición de hombre y comparte el destino de la humanidad, que la quiera llevar nuevamente a la comunión con Él. ¿Y no lo escucharon ya los pastores en el campo en la noche de Navidad? «No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo» (Lucas 2:10). ¡La bondad trae gozo al corazón!

¿Y nosotros? Los amigos son buenos porque están el uno para el otro en días buenos y en días manos, porque escuchan y critican sinceramente, porque comparten pensamientos e ideas entre ellos.

Navidad, la fiesta del amor para con los hombres

Dios ama a todos los seres humanos, aunque todos son pecadores. Más bien los asiste y les ayuda a levantarse. Su amor se manifiesta en todo lo que Jesús hace y dice. Jesús dejó claro que nadie es demasiado pequeño para no ser apreciado y acompañado por Dios. Asimismo, en su persona es una señal de la fidelidad de Dios.

¿Y nosotros? El que ama a las personas es un filántropo, un benefactor, alguien que comparte y da. Da de aquello que tienes, que volverá como alegría a tu propio corazón.

Navidad, la fiesta de la misericordia

En Jesucristo, Dios nos concede salvación, no porque la merezcamos por nuestras obras, sino por pura misericordia. Jesucristo dirige su atención a los necesitados. Los alimenta, los sana, en espíritu, alma y cuerpo. Les quita el temor de la ira de Dios y les revela la gloria.

¿Y nosotros? Es misericordioso el que es generoso, compasivo, dedicado. La misericordia por helicóptero no es genuina. Se trata del amor activo para con el prójimo. En latín «misericordis» significa «el que tiene un corazón para los pobres».

Navidad 2019

Respondamos a la bondad de Dios, a su amor por la humanidad y a su misericordia siguiendo a Jesucristo con palabras y acciones, dice el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en sus pensamientos para Navidad. Esto significa concretamente, rechazar las siguientes conductas:

  • Egoísmo e indiferencia frente a la desgracia de otros.
  • Letargo. Dios exhorta al trabajo y a esforzarse.
  • Afán de lucro desenfrenado en detrimento de otros.
  • Desprecio por otras personas y sus diferencias.
  • Uso de cualquier forma de violencia física y moral.

Apóstol Mayor Schneider: «¡Si nos tomamos en serio el mensaje de Navidad, intentaremos resistirnos a todo lo que se opone al amor de Dios para con el hombre!».

diciembre 25, 2019

Author: Peter Johanning

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