Hacer, simplemente hacer, ¡y juntos! Esta es la receta del éxito de «Faktor G». El proyecto musical une a jóvenes discapacitados y no discapacitados en un equipo que se divierte y lleva alegría a otros.
El último tono, un breve momento de silencio y un aplauso ensordecedor. Eso fue lo que sintieron los músicos de «Faktor G» en su primera gran presentación en el Día de la Iglesia Internacional 2014 en Múnich.
Ese día se cumplió un deseo del corazón de la dirigente Kathrin Schinski. Pues el ensamble es algo muy especial para esta mujer de 42 años: «Faktor G», un proyecto musical en el que jóvenes discapacitados y no discapacitados hacen música juntos. Forma parte del mismo una banda con diez músicos y un coro con 25 integrantes: jóvenes discapacitados mentales y físicos, jóvenes que padecen enfermedades que nadie ve, pero también algunos que están totalmente sanos.
En la búsqueda de más inclusión
Después de una formación como educadora y unos pocos años de experiencia profesional en el jardín de infantes, Kathrin Schinski comenzó a estudiar Pedagogía Social. Durante un semestre de práctica, luego trabajó para un músico freelance. Y aprendió de él una lección importante: Toda persona puede hacer música. Y lo puede hacer sin ninguna formación previa.
Desde entonces trabaja en forma independiente con personas enfermas y discapacitadas. En ese tiempo reconoce: «La música tiene que acercarse a todas las personas porque puede superar fronteras». Y pronto habla con Udo Rühmkorff sobre sus experiencias profesionales, a quien conoce en el Día de la Juventud Europa 2009. En aquella época, él era encargado de los niños con discapacidades en Renania del Norte-Westfalia, una iniciativa para niños y jóvenes discapacitados mentales y físicos.
A partir de ese momento, Kathrin Schinski se ocupa de asistir a niños discapacitados en Servicios Divinos para personas con discapacidades o en jornadas de juventud. Crece en ella el deseo de que los jóvenes discapacitados y no discapacitados puedan experimentar algo que los una unos a otros. Y así nace la visión para un proyecto musical único en su género.
Un inicio con desafíos
Entre la visión y la realidad esperan muchos desafíos inesperados. «Y entonces entró en juego el amado Dios», dice mirando retrospectivamente. Pues uno tras otro, son muchos los que aceptan cuando ella pregunta si quieren participar. Algunos de ellos todavía lo siguen haciendo hoy. En este tiempo aprende: «Tenemos que confiar mucho más en Dios, Él guía todo y nunca nos dejó solos».
Al primer ensayo a principios de 2013, llegan muchos padres con sus hijos discapacitados. Y muchos jóvenes que algo tenían que ver con los niños discapacitados. También una pequeña banda lista para tocar. Sin embargo, el ensayo no transcurre como se esperaba. Por otro lado, es un éxito total el primer canto. «Siempre y en todas partes» se transformó, entretanto, en algo así como el himno de «Faktor G».
De la mano hacia el éxito
Para la primera gran presentación en el Día de la Juventud Internacional 2014 se necesita un nombre. «Nos sentamos en un pequeño grupo y pensamos en cuál se adaptaría. De repente, alguien dijo, ‘Faktor G’. «En matemática, el término «factor» es cada una de las cantidades que se multiplican por otras. Y la «G» está por «gemeinsam» (juntos, en alemán). La explicación preferida de Kathrin Schinski: «Faktor, del latín facere. Lo que significa: hacer. Simplemente hacer».
Otro distintivo, además del nombre, nace en el Día de la Iglesia Internacional de Múnich. Como previamente se les había hecho tanta propaganda, los músicos de pronto se encuentran delante de 1000 oyentes en un salón enorme. Para muchos, un lugar gigante que les produce temor. Pero los músicos encuentran un camino para dominar este desafío. En el escenario simplemente se acercan bien entre ellos y se toman de la mano. El comienzo de una tradición que sigue vigente hasta el día de hoy.
Encuentro en un mismo nivel
Por año se realizan, según el evento, uno o dos conciertos y como mínimo un viaje de conciertos en común. El nuevo año comienza siempre con un ensayo inicial al que puede venir cualquiera que tenga ganas de participar. No existen partituras. «Nosotros elaboramos de antemano CDs de ensayo, entonces los jóvenes pueden escuchar los cantos una y otra vez».
De esta manera, «Faktor G» ya elaboró unos 30 cantos. Con esta forma de proceder ya pudo ser superada la presentación más grande que hicieron hasta ahora: Ante casi 30000 espectadores en el Día de la Juventud Internacional 2019 en Düsseldorf.
Kathrin Schinski desea inclusión también en el público. «Nos alegraríamos si no solo viniesen las familias y los amigos de los jóvenes, sino también personas discapacitadas y, naturalmente, invitados». Entonces podrían vivir ellos mismos lo que puede la música. «Me conmueve mucho cuando veo que es posible que se puedan encontrar tantos jóvenes tan diferentes en un mismo nivel».