«Debemos tener cuidado de que esto no nos pase», decía la apelación del Apóstol Mayor Schneider. Una prédica sobre escollos, que aún así alienta a tener coraje … y no solo para los portadores de ministerio.
El domingo 17 de noviembre de 2019, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider celebró en San Gall (Suiza) un Servicio Divino para portadores de ministerio. El Director internacional de la Iglesia –a continuación de la asamblea de Apóstoles de Distrito internacional– estuvo acompañado por todos los 15 Apóstoles de Distrito y 8 Ayudantes Apóstol de Distrito. Para su prédica, que fue transmitida a comunidades de Europa, eligió la palabra de Lucas 22:31-32: «Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos».
«Tengamos cuidado de no apartarnos del Señor»
Esta fue la petición que el Apóstol Mayor Schneider repitió una y otra vez en el Servicio Divino. Quedarse con el Señor significa que el cristiano no se deja confundir por la tentación, permanece humilde, confía en Dios y sigue a Jesucristo y lo sirve. Y el Apóstol Mayor lo afirmó con ejemplos prácticos.
Creer sin preocupaciones. Jesús llamó a sus discípulos, los quería tener como colaboradores y les confió un servicio especial, explicó. «Trabajó con ellos y también les dijo lo que tenían por delante: Él tendría que sufrir, sería apresado y torturado, iba a morir». Y Jesús también llamó la atención a que esto causaría inseguridad y afectaría la fe. Pero Jesús también aseguró: «No os preocupéis, yo oro por vosotros. Vuestra fe no cesará, seréis capaces de cumplir vuestro servicio hasta el final», manifestó el Apóstol Mayor Schneider.
Quedar con el Señor con confianza. Se ve claramente que «las personas se alejan cada vez mas de Jesús», pero «el Señor ya anticipó hace mucho que antes de su venida estarán expuestos a tentaciones y tendrán que luchar. El maligno ataca nuestra relación con Jesucristo. Se trata de la confianza en el Evangelio, la confianza en Dios y en su Hijo».
Escuchar a Jesús. Después de anunciar Jesús que sería apresado, torturado y matado, Pedro se irritó visiblemente. «No aceptaba que fuera cierto. Estaba tan convencido de su reconocimiento que se negó totalmente a escuchar lo que Jesucristo le decía, de que ocurrirían cosas terribles». Con su criterio se apartó un poco de Jesucristo. ¿Y hoy? Hablar por su propia convicción en la fe, eso está en orden. «Solo que nuestra prédica no debe volverse más importante que el Evangelio». Es importante examinar una y otra vez: «¿Qué dice Jesús hoy? ¿Cómo podemos poner por obra el Evangelio en la sociedad actual, en las circunstancias actuales?».
Medir el éxito correctamente. «¿Qué podemos hacer para tener éxito? ¡Nada! Solo tenemos que hacer lo que Dios nos dice. Nuestro servicio es cumplir la voluntad de Dios. Pero quién recibe redención, cómo, cuándo y dónde, es un asunto de Dios, nosotros no podemos determinarlo junto con Él».
Quedar velando y activos. En Getsemaní, Pedro, Juan y Santiago estaban tristes, cansados y se quedaron dormidos. «Nosotros también estamos tristes cuando vemos cómo se desarrolla la Iglesia en Europa, qué dificultades hay en las comunidades. A veces estamos desconcertados y ya no entendemos nada». Entonces existe el peligro de que ya no tomemos tan en serio nuestro servicio. «¡Volver a Jesús! Él nos llamó, a Él queremos servir», expresó el Apóstol Mayor Schneider a manera de aliento.
Enfocarse en el encargo. En Europa los creyentes son cada vez menos y hay diferentes opiniones: volver a la tradición, ser más serios y estrictos o bien más relajados y adaptarse a la actualidad y copiar a los exitosos: más música, más oración por dinero, salud y milagros. Pero, dijo el Apóstol Mayor Schneider: «¿Por qué tenemos un ministerio? Porque el Señor envió a los Apóstoles. ‘Enseñadles que guarden todas las cosas que os he mandado, hacedlos discípulos’. No miembros que llenen los bancos de la Iglesia. Les dio a las Apóstoles el encargo de preparar a la novia para Él. Yo vengo pronto».
No dejarse desalentar. La última etapa fue muy difícil para Pedro, expresó el Apóstol Mayor Schneider en vista de aquel tiempo: Pedro negó a Jesús. No cayó en la incredulidad, pero se separó de Él. «Simplemente tuvo miedo por sí mismo. El gran peligro es cuando se ve afectada nuestra relación personal con Jesucristo», dijo el Apóstol Mayor. Esta situación también se experimenta aquí y ahora: un poco cansados, un poco desilusionados, sin entender a Dios ni al mundo. «¡Volver a Jesús! Le prometimos al Señor: Te seguiré hasta el fin».
La conclusión del Apóstol Mayor: «Lo que el Señor Jesús le dijo a Pedro, nos lo dice también a nosotros: «No os preocupéis innecesariamente. Yo oro por vosotros. Yo también me ocupo de que los Apóstoles y sus colaboradores puedan cumplir su encargo hasta el final. Esto es asunto de Jesucristo. Nosotros debemos ocuparnos de que entre nosotros y Él no surja una distancia y que no nos sobrevaloremos a nosotros mismos. Él es el Señor y Maestro, nosotros somos servidores, hacemos lo que Él nos dice».